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“VIAJE A ORIENTE” 056

VII. La montaña – II. El kief… Beirut, view aun cuando solo se considerara el espacio comprendido dentro de sus murallas y sus habitantes, respondería mal a la idea que de esa ciudad se hacen en Europa y que reconocen como la capital del Líbano. A esa idea, habría que añadir también unos cuantos centenares de mansiones rodeadas de jardines que ocupan el vasto anfiteatro, cuyo centro es el puerto. Conglomerado disperso y vigilado por una alta construcción cuadrada, ocupada por una guarnición turca, y que es conocida como “La torre de Fakardin”. Yo me alojaba en una de esas mansiones que salpican la costa, muy parecidas a las que rodean Marsella, y presto a partir para visitar la montaña; sólo me quedaba tiempo para bajar a Beirut a buscar un caballo, una mula o incluso un camello. Hasta habría aceptado uno de esos hermosos borriquillos de cola enhiesta y pelaje de cebra, que en Egipto prefieren a los caballos, y que galopan por la arena con un ardor infatigable; mas en Siria no se considera a este animal lo suficientemente robusto como para escalar los pedregosos senderos del Líbano. Pero ¿acaso no debería ser bendita su raza entre todas las demás por haber servido de montura al profeta Balaam y al Mesías?. Andaba yo con estas reflexiones mientras me encaminaba a pié hacia Beirut en ese momento del día en que, según dicen los italianos, no se ve vagar bajo el sol más que a gli cani e gli Francesi[1]. Ahora bien, ese dicho siempre me ha parecido falso en lo que se refiere a los canes que, a la hora de la siesta, saben muy bien tenderse tranquilamente a la sombra y no se arriesgan a coger una insolación. En cuanto a los franceses, intente usted retenerles sobre un diván o sobre una manta a poco que tenga en la cabeza un asunto que resolver, un deseo, o una simple curiosidad; el demonio del mediodía raramente le pesa sobre el pecho, y poco o nada le importa que el deforme Smarra[2] haga girar sus amarillentas pupilas en su gruesa cabezota de enano. Así que allí estaba yo, atravesando el llano a esa hora del día que la gente del sur consagra a la siesta y los turcos al kief. Un hombre que va errando de esa manera cuando todo el mundo duerme, en Oriente corre el gran riesgo de excitar las mismas sospechas que en nuestro país levantaría un vagabundo nocturno; aunque así y todo, los centinelas de la Torre de Fakardin me prestaron la misma atención que el soldado vigía presta a un viandante retrasado. A partir de esa torre, una llanura bastante extensa permite abarcar de un vistazo todo el perfil oriental de la ciudad, cuya muralla y torres almenadas se extienden hasta el mar. Presenta aún el aspecto de una ciudad árabe de la época de Las Cruzadas; traicionado únicamente por una influencia europea que sólo se percibe en los numerosos mástiles de las mansiones consulares que en domingos y días festivos se engalanan con sus banderas. Por lo que se refiere a la dominación turca, aquí ha aplicado, como en todas partes, su sello personal y extravagante. Al Pachá se le ha ocurrido demoler una parte de la muralla de la ciudad, en la que se adosa el palacio de Fakardin, para construir allí uno de esos kioscos de madera pintada, tan a la moda en Constantinopla, y que los turcos prefieren a los más suntuosos de piedra o de mármol. ¡Y vaya usted a saber por qué los turcos viven en casas de madera, o por qué incluso los palacios del sultán, aunque adornados con columnas de mármol, tienen los muros de madera de pino!. Y es que, conforme a un particular prejuicio de la raza de Othman, la casa que se haga construir un turco no debe durar más que él; no ha de ser más que una jaima tendida sobre una tierra de paso, un abrigo momentáneo, en donde el hombre no debe intentar luchar contra el destino eternizando su huella, intentando ese difícil himen de tierra y familia al que tienden los pueblos cristianos. El palacio forma un ángulo en el que se abre la puerta de la ciudad, con su pasadizo oscuro y umbroso, donde poder refrescarse un poco del ardor del sol reverberado por la arena de la llanura que se acaba de atravesar. Una hermosa fuente de piedra protegida por la sombra de un magnífico sicómoro[3]; las cúpulas grises de una mezquita y sus esbeltos minaretes; una casa de baños de reciente construcción y arquitectura moresca; todo esto es lo que se ofrece a primera vista al entrar en Beirut como promesa de una estancia apacible y alegre. Más allá, sin embargo, las murallas se elevan y cobran un aspecto sombrío y claustral. Pero, ¿por qué no entrar al hamam[4] durante estas horas de intenso y desapacible calor en lugar de pasarlas tristemente recorriendo las calles desiertas? Andaba con estos pensamientos cuando el movimiento de una cortina azul ante la puerta de la casa de baños me señaló que esta era la hora en la que el recinto quedaba restringido a las mujeres. Los hombres únicamente pueden usarlo por la mañana y por la tarde…¡y pobre del que se quede allí dentro, debajo de un banco o una colchoneta, a la hora en que un sexo sucede al otro! Francamente, sólo un europeo sería capaz de idear algo así y que tanto pudiera perturbar el espíritu de un musulmán. Yo nunca había entrado en Beirut a una hora tan inapropiada, y me encontraba como ese hombre de Las mil y una noches penetrando en una ciudad de magos a cuyas gentes habían convertido en estatuas de piedra[5]. Todo dormía aún profundamente: los centinelas bajo la puerta; en la plaza los jumentos que esperaban a las damas, probablemente también adormecidas en las galerías altas de los baños; los vendedores de dátiles y sandías dispuestos cerca de la fuente; el cafedji en su cafetín con sus consumidores; el hamal (mozo de cuerda) con la cabeza apoyada sobre su fardo; el camellero reposando cerca de su animal, y los diabólicos albaneses formando cuerpos de guardia delante del serrallo del pachá. Todos ellos dormían el sueño de la inocencia, dejando la villa a su abandono. Fue un día, en una hora y durante una somnolencia como estas, cuando trescientos drusos se apoderaron de Damasco. Les bastó con entrar por separado, mezclarse con la multitud de campesinos que durante la mañana llenaban bazares y plazas; para luego simular que se dormían, igual que el resto; pero sus grupos, hábilmente distribuidos, se apoderaron en el mismo instante de los principales lugares, mientras la mayoría de la tropa saqueaba los ricos bazares y los prendía fuego. Los habitantes, despertados en medio de ese sobresalto, creyendo que se enfrentaban a todo un ejército, se encerraron en sus casas; al igual que hicieron los soldados, protegiéndose dentro de los cuarteles, mientras que al cabo de una hora, los trescientos caballeros drusos se marchaban, cargados con el botín, a su retiro inexpugnable de las montañas del Líbano. A esto se arriesga una ciudad que duerme en pleno día. No obstante, en Beirut no toda la colonia europea se entrega a las dulzuras de la siesta. Caminando hacia la derecha, muy pronto distinguí cierto movimiento en una de las calles que se abrían a la plaza; un olor penetrante de fritura revelaba la vecindad de una trattoria, y el letrero del célebre Battista no tardó en llamarme la atención. Conozco lo suficientemente bien los hoteles destinados en Oriente a los viajeros europeos, como para haber pensado ni por un momento en aprovecharme de la hospitalidad del Sr. Battista, único posadero franco de Beirut. Los ingleses han mimado por todas partes sus establecimientos, en general más modestos en sus instalaciones que en sus precios. Y en ese momento pensé que no estaría mal en disfrutar de la buena mesa, si se me admitía en ella. Me arriesgué y subí a ver. [1] “a los perros y a los franceses” [2] Smarra es el demonio de las pesadillas en el cuento de Nodier, Smarra, ou les Démons de la nuit (1821). Para más información sobre este escritor, consultar http://es.wikipedia.org/wiki/Charles_Nodier [3]  árbol frondoso, de copa amplia y tronco robusto. [4] Nombre que se da a una casa de baños en árabe. [5] Es una mujer, Zubeyda, la que en las noches 63 a 66 de “Las mil y una noches”, cuenta cómo visitó una ciudad de magos en la que todos sus habitantes, salvo uno, habían sido convertidos en estatuas de piedra.

Esmeralda de Luis y Martínez 22 febrero, 2012 22 febrero, 2012 el Mesías, el profeta Balaam, gli cani e gli francesi, la torre de Fakardin, los 300 caballeros drusos, Peligros de la hora de la siesta
Diego de Haedo, nadador

¡OBISPO AL AGUA!, EN PALERMO. Un hombre salvado de las aguas, de morir ahogado, a la fuerza se ha convertido en un Nadador. En el futuro, si ese hombre deviene gran hombre, será recordado aquel episodio como algo providencial, querido por la divinidad al tenerlo destinado para más grandes cosas, predestinado. Es lo que le sucedió al obispo Diego de Haedo, de Palermo, que luego llegaría a ser Presidente y Capitán General del reino de Sicilia, nombrado por Felipe II en los últimos años de su reinado. El episodio lo narra un sobrino suyo de igual nombre, el benedictino Diego de Haedo, abad de Frómista, el día de Navidad de 1605. Lo hace como dedicatoria a uno de los conjuntos textuales más interesantes del siglo de oro hispano, la Topografía e historia general de Argel, que apareció publicado a su nombre siete años después, en 1612, cuando ya el viejo arzobispo de Palermo y capitán general de Sicilia hacía tres años que había muerto, en 1609. Es una carta dedicatoria del sobrino con una alabanza de su tío, en la que resalta su solar y linaje antiguo común, descendientes de un duque de Cantabria y señor de Vizcaya, así como sus virtudes de hombre de gobierno y príncipe eclesiástico. La alabanza y dedicatoria termina precisamente con el episodio del obispo Haedo en el agua, forzado nadador, durante la recepción solemne en Palermo al virrey de Sicilia, conde de Alba de Liste, que volvía a la ciudad después de un viaje realizado para visitar el territorio de su gobernación. El texto lo recogemos de la edición que hace Ignacio Bauer y Landauer en la Sociedad de Bibliófilos Españoles en 1927, única edición española completa hasta hoy de la Topografía… y sus textos complementarios. Actualizamos y versiculamos el texto, con las mínimas variantes, como desarrollar las abreviaturas V.S. y V.S.I. en vuestra señoría y vuestra señoría ilustrísima; y, sobre todo, la puntuación y un par de palabras; ponemos Frómista en lugar de Fromesta, que es como lo escribe Diego de Haedo, y “habérnolos entregado” en lugar de “habemoslos entregado”, al principio de la carta dedicatora, que parece más exacto; se refiere a los papeles que el arzobispo tenía, procedentes de los cautivos de Argel que aparecen citados en los tres Diálogos de la Topográfía…, y que entrega a su sobrino en Palermo en bruto, base de su edición de 1612. Relacionada con el problema de la autoría de este texto excepcional, pues, la carta dedicatoria del joven de los dos Haedo adquiere un especial atractivo en su retórica barroca espléndida. He aquí la carta dedicatoria, con episodio final de Nadador:   CARTA DEDICATORIA AL ILUSTRÍSIMO Y REVERENDÍSIMO SEÑOR DON DIEGO DE HAEDO, ARZOBISPO DE PALERMO, PRESIDENTE Y CAPITÁN GENERAL DEL REINO DE SICILIA POR EL REY FELIPE II, NUESTRO SEÑOR. EL MAESTRO FRAY DIEGO DE HAEDO, ABAD DE FRÓMISTA, DE LA ORDEN DE SAN BENITO, SALUD Y PERPETUA FELICIDAD DESEA. Entre otras muchas razones que me mueven, ilustrísimo señor, para dedicar a vuestra señoría ilustrísima estos escritos, dos tengo por principales. La primera es que en su persona, sin lisonja alguna, caben muchas alabanzas y excelencias; pero es tan modesto y humilde vuestra señoría que las aborrece y huye de ellas, como de ofensas. Y, así, suplico a vuestra señoría me dé licencia para decir algo, ya que no sea todo. La segunda es haberlos compuesto vuestra señoría siendo informado de cristianos cautivos, especialmente de los que se contienen en los Diálogos, que estuvieron muchos años en Argel, y habérnoslos entregado, estando yo en Palermo a su servicio, aunque en borrón: de manera que sin el trabajo y diligencia que en ellos he puesto, dándoles la última forma y esencia, no se podían imprimir ni sacar a luz. Y pues son de vuestra señoría ilustrísima, se los vuelvo y ofrezco para que sean recibidos y estimados como el mucho valor del autor merece. En los cuales se conocerá el celo santo que en vuestra señoría ilustrísima mora, compadeciéndose de los inmensos trabajos que los cristianos cautivos padecen en Argel, y de los grandísimos daños que a la cristiandad de aquí se le siguen, manifestándolos al mundo en esta historia para que todos los que fueren piadosos se muevan a buscar su remedio. En lo cual muestra bien vuestra señoría ilustrisima su pío y generoso ánimo, y la noble sangre de su nacimiento derivada de aquel ilustrísimo duque de Cantabria, señor de Vizcaya, llamado don Heduo, y de su antiquísima casa solariega de Haedo, sita en el valle de Carranza, que por su honor la llamaban Palacio Heduo. De la cual Alonso Tegui, historiador verídico de los linajes nobles de las Montañas y Vizcaya, en sus versos heroicos dice: También los de Haedo, linaje afamado Diré cómo vienen de Duques potentes: De aquel que don Heduo fue llamado, Amado y querido de todas las gentes, Tomara de la casa el suelo apellido, Y corrompiolo el tiempo cansado; Porque de Heduo a Haedo ha venido, Quedando entre todos muy estimado, etc. Y aunque la nobleza de la sangre de vuestra señoría ilustrísima es mucha – sin mentira ni lisonja – muy mayor es la de sus virtudes, que son el verdadero ornamento del hombre, en cuya persona resplandecen con grande eminencia, especialmente la de la caridad, que se ve en vuestra señoría tan ferviente como en otro san Martín, que para poder mejor socorrer pobres y acudir al rescate de los cristianos cautivos de Argel con gruesa cantidad de dineros, y a la hospitalidad de los pasajeros que a ese Reino acuden de otros muchos, se desentraña y lo quita vuestra señoría ilustrísima del regalo de su persona y ornato de su palacio arzobispal, como varón de misericordia. Lo cual hace a vuestra señoría un muy calificado y gran príncipe eclesiástico, cual Dios tenía guardado para el bien de esa su Iglesia, donde es tan amado que parece exceso; porque estando yo presente oí decir muchas veces y a voz en grito a muchas personas que hablaban a vuestra señoría, estas palabras: “Monseñor ilustrísimo, Dios quite de mis años y los ponga en vuestra señoría ilustrísima, como puede”. Y es tan estimado que en este Reino y en otros le apellidan y llama el santo; y es de manera que, entre muchos, cuando alguna letra de vuestra señoría ilustrísima les venía a las manos, la besaban y estimaban como reliquia de santo, y decían: “Esta es de aquel santo Arzobispo de Palermo”. Y es vuestra señoría ilustrísima tan favorecido de Dios, como vio Palermo en un fracaso que sucedió por los años de 1591, que pasó así. Era virrey del reino de Sicilia el señor don Diego Enríquez de Guzmán, conde de Alba de Liste; el cual, habiendo salido de Palermo a visitar aquel Reino, a la vuelta, como venía en galeras, hizo la ciudad un puente desde tierra que se alargaba a la mar más de cien pies, para que allí abordase la popa de la galera donde venía el dicho señor Virrey y desembarcase. Y como Palermo es la Corte del Reino, acudió lo más granado a este recibimiento; y vuestra señoría, aunque lo pudiera excusar. Y con la mucha gente que cargó antes que abordase la galera, dio el puente a la banda de manera que cayeron en el mar más de quinientas personas; y entre ellas fue la de vuestra señoría, que teniendo más de sesenta y cinco años de edad, le libró Dios de aquel peligro, donde se anegaron más de treinta hombres, quedando vuestra señoría ilustrísima sobre las aguas, sin hundirse, bendiciéndolas y signándolas hasta que llegó un barco a sacar a vuestra señoría ilustrísima, dejando en el mar tres criados ahogados. Y finalmente el gran valor de entendimiento y prudencia, la rectitud, integridad y fortaleza en administrar justicia, con las muchas letras divinas y humanas de vuestra señoría ilustrísima, merecieron que su majestad pusiese los ojos en vuestra señoría ilustrísima, nombrándole meretísimamente para Arzobispo de esa Iglesia primaria, y por Presidente y Capitán General de ese Reino. Y después de estos y otros muchos acrecentamientos acá en la tierra, se puede esperar dará Dios a vuestra señoría ilustrísima en el cielo otros muy mayores de gloria, como este su humilde Capellán suplica, etc. De Frómista 25 de diciembre, 1605. El Maesto fray Diego de Haedo. *** La fecha de la carta del joven de los Haedo, el 25 de diciembre de 1605, en Frómista, cobra también especial significación por ser el año de la publicación del Quijote, de Miguel de Cervantes, a la sazón la corte española en Valladolid; el autor de aquella novela que pronto se hizo muy popular salía en las páginas de aquellos papeles que Diego de Haedo se había traído consigo a Frómista para trabajar en su edición, y esta circunstancia debió animarle para rematar su trabajo de puesta en limpio que culminó en ese momento, y que había de aparecer publicado también en Valladolid, aunque siete años después. En un marco temporal así, cobra especial expresividad en la carta dedicatoria del joven Haedo a su tío una frase retórica del inicio de la carta: “vuestra señoría me dé licencia para decir algo, ya que no sea todo”. Y a continuación, inmediatamente, le atribuye la autoría de los textos de la Topografía sin más, al menos “en borrón” o en borrador; el texto base sobre el que el joven de los Haedo va a estructurar el libro que ya tiene preparado para la impresión. El general de los benedictinos, Gregorio de Lazcano, le había dado ya su licencia formal el 6 de octubre de 1604, un año largo atrás, tras un informe muy favorable de lectura del también benedictino Juan del Valle, y la carta de la Navidad del año siguiente de Diego de Haedo era el broche final al texto para que pasara a la aprobación cortesana; ésta llegó en octubre de 1608, con la recomendación de concesión de licencia para imprimir la Topografía firmada por Antonio de Herrera, aún en vida del arzobispo Diego de Haedo, que había de morir algunos meses después. Tiempo plenamente cervantino. Tiempo de Nadadores.

Emilio Sola 22 febrero, 2012 26 agosto, 2016 accidente, Diego de Haedo, fiesta, nadador, Palermo
“VIAJE A ORIENTE” 057

VII. La montaña – III. La mesa del albergue…  Al subir a la primera planta, sildenafil me encontré sobre una terraza rodeada de edificios y dominada por ventanas interiores. Un amplio toldo rojiblanco protegía una gran mesa servida a la europea, buy viagra en la que casi todas las sillas estaban vueltas del revés para marcar las plazas de los comensales aún vacías. Sobre la puerta de un gabinete situado al fondo y al mismo nivel que la terraza, remedy se leía lo siguiente: “Quì si paga 60 piastres per giorno.” (Aquí se pagan 60 piastras diarias) Algunos ingleses fumaban puros en esa sala, esperando el tintineo de la campana. Pronto bajaron dos mujeres, y nos sentamos a la mesa. A mi lado había un inglés de grave apariencia, que se hacía servir por un joven de piel cobriza, vestido con un bombasí blanco y aretes de plata en las orejas. Pensé que se trataba de algún nabab que disponía en su servicio de un indio. Este personaje no tardó en dirigirme la palabra, lo que me sorprendió un poco – los ingleses jamás hablan con la gente que no les ha sido presentada- pero éste se encontraba en una posición particular; era un misionero de la sociedad evangélica de Londres, encargado de hacer conversiones inglesas por todo el país, y forzado a esgrimir la misma cantinela en cualquier ocasión que se le presentase para pescar almas en sus redes. Acababa de llegar justamente de la montaña, cosa que me entusiasmó al poder sonsacarle alguna información antes de iniciar yo mismo ese viaje. Le pregunté si había novedades sobre la alerta que acababa de crear una conmoción en los alrededores de Beirut. –  “No es nada, me dijo, un asunto sin importancia” – ¿Qué asunto? –  Esa lucha entre maronitas y drusos en las aldeas pobladas por miembros de ambas confesiones. –  ¿Entonces, viene usted, le dije, de la zona en la que en estos días se está combatiendo? –  ¡Oh! sí, he ido a poner paz… a pacificar a las gentes del cantón de Bekfaya, pues Inglaterra tiene muchos amigos en la montaña. –  ¿Son los drusos amigos de Inglaterra? –  Por supuesto. Esas pobres gentes son muy desafortunadas; se les mata, se les quema, se eviscera a sus mujeres, se destruyen sus árboles y su cosecha. –  Perdón, pero nosotros en Francia creíamos justo todo lo contrario; que eran ellos los que oprimían a los cristianos. –  ¡Dios mío, no!, esas pobres gentes sólo son unos pobres campesinos que no piensan en hacer ningún mal. En cambio, ustedes les envían a esos capuchinos, jesuitas y lazaristas, que no hacen más que provocar disturbios; excitan a los maronitas, mucho más numerosos, contra los drusos, que se defienden como pueden, y sin Inglaterra, ya habrían sido exterminados. Inglaterra está siempre junto al más débil, al lado del que sufre… –  Sí, repuse, es una gran nación…¿Así que usted ha llegado para pacificar las luchas que han tenido lugar durante estos días? –  Desde luego. Estuvimos allí numerosos ingleses; ya habíamos dicho a los drusos que Inglaterra no los abandonaría, que se les haría justicia. Así que incendiaron el pueblo, y después regresaron tranquilamente a sus casas. ¡Han aceptado más de trescientas biblias, y hemos convertido a mucha de esa valerosa gente! –  No acabo de comprender, le hice al reverendo esta observación, cómo se puede convertir a alguien a la fe anglicana, ya que para ello hay que ser inglés. –  Bueno… una vez que se pertenece a la sociedad evangélica se está protegido por Inglaterra, pero en lo relativo a convertirse en inglés, eso es imposible. –  ¿Y quién es el jefe de esa religión? –  Su graciosa majestad, nuestra reina de Inglaterra. –  Una encantadora papesa, y os juro que no me importaría incluso a mí convertirme. –  ¡Ay, los franceses!, siempre bromeando… ustedes no son buenos amigos de Inglaterra. –  Pues mire por donde, le comenté al acordarme de golpe de un episodio de mi primera juventud, fue uno de sus misioneros, el que en París se había propuesto convertirme, e incluso conservo la biblia que me dio, pero aún así sigo sin comprender cómo se puede hacer un anglicano de un francés. – Pues hay muchos entre ustedes… y si usted recibió, siendo niño, la simiente de la palabra verdadera, es posible que madure en usted más adelante.” No intenté llevar la contraria al reverendo, ya que cuando se viaja, se acaba siendo más tolerante, sobre todo cuando lo que realmente le guía a uno es la curiosidad y el deseo de observar las costumbres; pero comprendí que la circunstancia de haber conocido en otra ocasión a un misionero inglés me daba una cierta prevalencia ante mi vecino de mesa. Las dos damas inglesas que había visto antes, se encontraban a derecha e izquierda de mi reverendo, y pronto me enteré de que una de ellas era su esposa, y la otra su cuñada. Un misionero inglés jamás viaja sin su familia. Este parecía llevar un gran tren de vida y ocupaba el apartamento principal del hotel. Cuando nos levantamos de la mesa, entró un instante a sus habitaciones, y volvió en seguida con una especie de álbum que me mostró con aire triunfal. –  “Vea usted, me dijo, aquí están detalladas todas las abjuraciones que he obtenido en mi última cruzada a favor de nuestra santa religión”. En efecto, un montón de declaraciones, firmas y sellos árabes cubrían las páginas del libro. Me fijé que ese registro se efectuaba por partida doble; en cada verso figuraba la lista de regalos y sumas recibidas por los neófitos anglicanos. Algunos tan solo habían recibido un fusil, un pañuelo de cachemira, o adornos para las mujeres. Yo le pregunté al reverendo si la sociedad evangélica le daba una prima por cada conversión. No opuso ninguna dificultad para responderme; a él le parecía de lo más natural que viajes costosos y llenos de peligros fuesen generosamente retribuidos. Entonces comprendí, por los detalles en los que abundó, la superioridad sobre otras naciones que la riqueza da a los agentes ingleses en Oriente. Nos habíamos acomodado en un diván en el cuarto de estar, y el doméstico del reverendo se había arrodillado delante de él para encenderle un narguile. Le pregunté si ese hombre era un indio; pero resultó ser un farsy[1] de los alrededores de Bagdad, una de las conversiones más brillantes del reverendo, que se llevaba a Inglaterra como muestra de sus trabajos. Mientras tanto, el farsy le servía de criado a la vez que de discípulo; y no cabía la menor duda de que cepillaba  con fervor sus trajes, y abrillantaba sus botas con la misma dedicación religiosa. En mi fuero interno yo le compadecía un poco el hecho de haber abandonado el culto a Auramazda por el modesto empleo de jockey evangélico. Yo estaba esperando que me presentaran a las damas, que se habían retirado a sus apartamentos; pero el reverendo guardó únicamente sobre ese punto toda la reserva inglesa. Y mientras seguíamos charlando un ruido de música militar restalló con fuerza en nuestros oídos. –  “Hay, me dijo el inglés, una recepción en el palacio del pachá. Es una delegación de cheijs maronitas que vienen a exponerle sus quejas. Es gente que siempre se está lamentando; pero el pachá es duro de oídos. –    No me cabe la menos duda, no hay más que oír su música, le dije, jamás había escuchado una estridencia como esa. –    Pues resulta que están ejecutando su himno nacional, La Marsellesa. –    ¡Quién lo habría dicho!. –    Yo lo sé porque lo escucho todas las mañanas y todas las tardes, y porque me han comentado que ellos están convencidos de estar interpretando esa partitura.”      Poniendo algo más de atención llegué, en efecto, a distinguir algunas notas perdidas entre una multitud de peculiares adaptaciones a la música turca. La ciudad parecía haberse despertado al fin, la brisa marítima de las tres de la tarde agitaba dulcemente las lonas extendidas sobre la terraza del hotel. Saludé al reverendo dándole las gracias por el trato cortés que me había dispensado, algo raro en los ingleses que, por culpa de sus prejuicios sociales, siempre permanecen en guardia contra todo lo desconocido. Me parece que en esa actitud hay, si no una muestra de egoísmo, sí al menos una falta de generosidad. Me extrañó el hecho de que sólo tuve que pagar diez piastras al salir del hotel (2 francos con 50 céntimos) por el almuerzo. El signor Battista me llevó aparte y me hizo un amigable reproche por no haber ido a alojarme a su hotel. Entonces yo le mostré el cartel en el que se anunciaba que sólo se admitía mediante el pago diario de sesenta piastras, lo que significaba un estipendio de mil ochocientas piastras al mes. “Ah! Corpo di me! gritó. Questo è per gli Inglesi che hanno molto moneta, e che sono tutti eretici!…ma, per gli Francesi, e altri Romani, è soltanto cinque franchi!” (Eso es para los ingleses, que tienen mucho dinero y que son todos unos herejes; pero para los franceses, y los otros romanos, es tan sólo de cinco francos.) ¡Esto ya es otra cosa! pensé, y me alegré de no pertenecer a la religión anglicana, dados los sentimientos tan católicos y romanos que al parecer poseían los hoteleros de Siria. [1] Dícese de los oriundos de la antigua Persia.

Esmeralda de Luis y Martínez 22 febrero, 2012 22 febrero, 2012 Bekfaya, católicos y anglicanos, Drusos versus maronitas, ingleses versus franceses
“VIAJE A ORIENTE” 058

VII. La montaña – IV. El palacio del pachá… El señor Battista, treatment en el colmo de su generosidad me prometió buscarme un caballo para el día siguiente por la mañana. Tranquilo por ese lado, ya no tenía otra cosa que hacer que pasearme por la ciudad, y comencé por atravesar la plaza para ir a ver lo que pasaba en el palacio del pachá. Había una gran multitud en medio de la cual los cheijs maronitas avanzaban de dos en dos como en una procesión de suplicantes, cuya cabecera había penetrado ya en el patio del palacio. Sus amplios y variopintos turbantes rojos, sus rosarios y caftanes brocados en oro y plata, sus brillantes armas; todo ese lujo exterior que en otros países de Oriente sólo lo muestra la raza turca, daba a ese desfile un aspecto más imponente que el resto. Conseguí introducirme en el palacio detrás de ellos, en donde la música continuaba reinterpretando La Marsellesa reforzada por los pífanos, triángulos y címbalos. El patio estaba formado por el mismo recinto del viejo palacio de Fakardin. Aún se pueden distinguir las trazas del Renacimiento, al que aquel príncipe druso se aficionó tras su viaje por Europa. No es de extrañar que por todo el país se escuche citar el nombre de Fakardin, que en árabe se pronuncia Fakr-el-Din: es el héroe del Líbano; y el primer soberano de Asia que se dignó visitar nuestros climas del Norte. Fue acogido en la corte de los Médicis como la revelación de algo inaudito por aquel entonces, es decir, que en el país de los Sarracenos existía un pueblo devoto de Europa, bien fuera por su religión, o bien por su simpatía. Fakardin, en Florencia pasó por ser un filósofo, heredero de las ciencias griegas del Bajo Imperio, conservadas a través de las traducciones árabes, que tantos preciosos libros han salvado y nos han transmitido sus hechos; en Francia, se quiso ver en él a un descendiente de los viejos cruzados refugiados en el Líbano en la época de San Luis; incluso se buscó en el nombre del pueblo druso una relación de aliteración que llevaba hasta hacerlo descender de un cierto conde de Dreux. Fakardin aceptó todas esas suposiciones con el “dejar hacer” prudente y astuto de los levantinos; necesitaba a Europa para luchar contra el sultán. En Florencia pasó por ser cristiano; quizá se convirtiera, como hemos visto hacer en nuestros tiempos al emir Béchir, cuya familia sucedió a la de Fakardin en la soberanía del Líbano; pero no dejaba de ser un druso, es decir, el representante de una religión peculiar que, formada de los restos de todas las anteriores creencias, permitía a sus fieles aceptar momentáneamente todas las formas posibles de culto, como hacían también los iniciados egipcios. En el fondo, la religión drusa no es más que una especie de francmasonería, por darle un nombre conforme a los tiempos modernos. Fakardin representó durante un tiempo el ideal que nosostros nos formamos acerca de Hiram[1], el antiguo rey del Líbano, amigo de Salomón, héroe de las sociedades místicas. Maestro de la antigua Fenicia y Palestina, intentó constituir con toda Siria un reino independiente; el apoyo que esperaba de los reyes de Europa fue lo que le faltó para hacer realidad su deseo. Ahora, su recuerdo ha quedado en Líbano como un ideal de gloria y de poder; los restos de sus edificios, arruinados por las guerras más que por el tiempo, rivalizan con los de las antigüedades romanas. El arte italiano, que llevó para decorar sus palacios y mansiones, sembró aquí y allá ornamentos, estatuas y columnatas, que los musulmanes, cuando entraron victoriosos, se dedicaron a destruir, extrañados de haber visto renacer de pronto aquel arte pagano cuyas conquistas habían conseguido eliminar desde hacía mucho tiempo. Así que fue en el mismo lugar en el que hacía pocos años habían existido esas maravillas, en las que el soplo del Renacimiento había lejanamente aunado algunos gérmenes de la antigüedad griega y romana, en donde se elevaba ahora el kiosco de madera que había hecho construir el pachá. El cortejo de los maronitas se había colocado bajo las ventanas esperando el beneplácito del gobernador que, por otra parte, no tardó en producirse y ser recibidos. Cuando se abrió la puerta del vestíbulo, percibí, entre los secretarios y oficiales que ocupaban la sala, al armenio que había sido mi compañero de travesía sobre el Santa-Bárbara. Iba vestido con ropajes nuevos; llevaba a la cintura una escribanía de plata, y en la mano algunos pergaminos e impresos. No hay porqué extrañarse que en el país de los cuentos árabes, uno se encuentre con un pobre diablo, al que había perdido de vista, en una excelente posición en la corte. Mi armenio me reconoció inmediatamente, y pareció encantado de verme. Llevaba el vestuario de la reforma[2] en calidad de empleado turco, y se expresaba ya con una cierta dignidad. –  “Me complace, le dije, verle en tan buena situación; tengo la impresión de que es usted un hombre bien relacionado, y lamento no tener nada que solicitarle. –  ¡Dios mío! me dijo, yo no gozo aún de tanto crédito, pero estoy enteramente a su servicio”. Estuvimos charlando de esa guisa detrás de una columna del vestíbulo mientras el cortejo de cheijs pasaba al salón de audiencias del pachá. –  “¿Y qué hace usted aquí? Le pregunté al armenio. –  Me han empleado como traductor. El pachá, ayer me pidió una versión turca del documento que llevo aquí.” Eché una ojeada al documento, impreso en París; que era un informe de M. Crémieux acerca del asunto de los judíos de Damasco. Europa ha olvidado este triste episodio, relacionado con la muerte del padre Thomas, de la que se había acusado a los judíos[3]. El pachá sentía la necesidad de aclarar este asunto, ya cerrado hacía cinco años, posiblemente por un acto de conciencia. El armenio estaba encargado de traducir, entre otras cosas, L’Esprit des lois de Montesquieu y un manual de la guardia nacional parisina. Él encontraba esta última obra muy difícil, y me rogó que le ayudara con ciertas expresiones que no comprendía. La idea del pachá era crear una guardia nacional en Beirut, como las que existían en El Cairo y en otras ciudades de Oriente. En cuanto a L’Esprit des lois, creo que habían escogido esta obra por el título, pensando tal vez que contenía reglamentos de policía aplicables a todos los países. El armenio había traducido ya una parte, y encontraba la obra agradable y de un estilo sencillo, que sin duda perdería más bien poco al traducirla. Le pregunté si podía dejarme ver la recepción  que daba el pachá a los maronitas; pero no se admitía el paso a nadie sin mostrar el salvoconducto que se le había dado a cada uno, únicamente al efecto de presentarse al pachá, ya que es bien sabido que los cheijs maronitas o drusos no tienen derecho de penetrar en Beirut. Sus vasallos sí que acceden sin dificultad, pero para ellos mismos existen severas penas si, por casualidad, les encuentran en el interior de la ciudad. Los turcos temen su influencia sobre la población y a las riñas que podrían darse en las calles si se encontraran esos jefes, siempre armados, acompañados de un numeroso cortejo y siempre prestos a luchar sin cesar por cuestiones de prioridades. También hay que decir que esta ley no se observa tan rigurosamente salvo en momentos críticos. Por otra parte, el armenio me comentó que la audiencia del pachá se limitaba a recibir a los cheijs, invitarles a sentarse sobre los divanes en torno al salón; y a los que las esclavas se aprestaron a ofrecerles un chibouk e inmediatamente a servirles un café, tras lo cual, el pachá escuchó sus quejas, respondiéndoles invariablemente que sus adversarios habían venido igualmente a expresarles sus mismas querellas; que reflexionaría con calma para ver de qué lado estaba la justicia, y que siempre se podía esperar del paternal gobierno de su alteza, ante el que todas las religiones y todas las razas del imperio siempre tendrían iguales derechos. En efecto, en procedimientos diplomáticos, los turcos están al menos al nivel de los europeos. Además, hay que reconocer que el papel de los pachás en este país no es fácil. Teniendo en cuenta la diversidad de razas que habitan la larga cadena del Líbano y del Carmelo, y que dominan desde allí como desde una fortaleza todo el resto de Siria. Los maronitas reconocen la autoridad espiritual del papa, lo que les pone bajo la protección de Francia y de Austria; los griegos unidos, más numerosos, aunque menos influyentes, ya que se encuentran generalmente repartidos por todo el país, son protegidos por Rusia; los drusos, los ansaríes y los metualis[4], que pertenecen a creencias o a sectas que rechazan la ortodoxia musulmana, ofrecen a Inglaterra un medio de actuación que las otras potencias abandonan demasiado generosamente. [1] Rey de Tiro. Los libros de los Reyes y las Crónicas en la Biblia, cuentan que Hiram proporcionó a David y a Salomón los materiales y obreros necesarios para la construcción de sus palacios y del templo de Jerusalem. Se le cita más adelante como protector de Adoniram: p. 318, t. II. [2] Tentativa del sultán Mahmoud II (1785-1839) de importar a los países turcos las ideas, costmbres, y organismos de Europa occidental. (GR) [3] En 1840, Adolphe Crémieux, vicepresidente del consistorio de los israelíes de Francia, se hizo abogado de numerosos judíos de Damasco acusados de haber cometido un asesinato ritual: tras haber degollado al padre Thomas y a su criado, se dijo que habían recogido la sangre de sus víctimas en botellas, con objeto de mezclarlas con el pan ácimo. (GR) [4] Dos sectas de musulmanes chi’íes, retirada la primera en las montañas del Líbano, la segunda en la región de Tiro y de Saida. Los chi’ies, sobre todo agrupados en Persia, sólo reconocen como únicos califas legales a Ali, esposo de Fátima y sus descendientes, excluyendo a los otros descendientes de Mahoma, reconocidos por los sunníes o los musulmanes ortodoxos.

Esmeralda de Luis y Martínez 22 febrero, 2012 22 febrero, 2012 David, el conde de Dreux, el emir Béchir, El príncipe druso Fakardin, Hiram, Montesquieu y L'Esprit des lois (¿un reglamento de policía?), Salomón
“VIAJE A ORIENTE” 059

VII. La montaña – V. Los bazares y el puerto…  Salí del patio de palacio, seek atravesando una multitud compacta, shop que únicamente parecía atraída por la curiosidad. Y penetrando por las sombrías calles que forman las altas casas de Beirut, todas ellas construidas como si fueran fortalezas, y unidas acá y allá por pasadizos abovedados, volví a encontrar ese movimiento que parecía haberse suspendido durante la siesta. Los montañeses inundaban el inmenso bazar que ocupa los barrios del centro, dividido por orden de productos y mercancías. La presencia de mujeres en algunas tiendas es una remarcable particularidad para Oriente, y que explica la peculiaridad de la raza musulmana en esta población. Nada más entretenido que recorrer esos largos pasajes de escaparates protegidos con colgaduras de diversos colores, que no impiden a algunos rayos de sol proporcionar a frutas y verduras colores espléndidos, o ir más lejos para hacer brillar los bordados de las ricas vestiduras suspendidas a la puerta de los ropavejeros. Me apetecía muchísimo añadir a mi vestuario un detalle o adorno especialmente sirio, que consistía en envolverse frente y sienes con una pañoleta de seda con hilillo de oro, que se llama caffiéh, y que se sujeta a la cabeza con un cordón de crin retorcido;  la utilidad de este atuendo es la de preservar orejas y cuello de las corrientes de aire, tan peligrosas en un país montañoso. Me vendieron uno bastante brillante por cuarenta piastras. Entré en una barbería para colocármelo, y cuando me miré al espejo, me vi con el aspecto de un rey de Oriente. Estos pañolones se hacen en Damasco; algunos vienen de Brousse, otros de Lyon. Largos cordones de seda con nudos y borlas cuelgan por el pecho y la espalda y satisfacen esa coquetería del hombre, tan natural en países en los que aún se pueden vestir con hermosos atuendos. Esto puede parecer pueril; pero a mí me parece que el porte externo repercute en la manera de pensar y de actuar ante la vida; a eso se une todavía en Oriente una cierta seguridad del hombre, que tiene por costumbre llevar armas en el cinturón: sintiéndose así en cualquier ocasión como alguien respetable y respetado; de ahí que las escaramuzas y peleas sean raras, porque cada cual sabe muy bien que al menor insulto puede correr la sangre. Jamás vi críos tan bellos como los que corretean y juegan en los corredores del bazar. Jovencitas esbeltas y risueñas se arremolinan en torno a elegantes fuentes con arabescos de mármol, y se alejan por turnos llevando sobre sus cabezas grandes vasijas de antiguas formas. Se distingue en este país mucho cabello rojizo, de tonos más fuertes que los nuestros, con un cierto reflejo púrpura o carmesí. Este color es tan bello en Siria, que muchas mujeres tiñen su pelo rubio o negro con henné[1], que en otros lugares fuera de aquí sólo se utiliza para teñir la planta de los pies, las uñas y las palmas de las manos. También había, en algunos de los puntos en los que se cruzan los corredores, vendedores de helados y sorbetes, que fabrican al gusto estos refrescos con la nieve recogida de la cima del Sannín. Un café brillante, frecuentado sobre todo por militares, sirve también, en medio del bazar, bebidas heladas y perfumadas. Me detuve allí durante un buen rato, asombrado por aquel movimiento de gente tan activa, que reunía en un solo punto los más variopintos atuendos de la gente de la montaña. Además, es bastante divertido ver cómo se agitan durante las discusiones de compra-venta, los cuernos de orfebrería (tantours), de más de un pié de longitud, que las mujeres drusas y maronitas llevan sobre la cabeza con un largo velo que balancean sobre la cara y que recolocan a su gusto. La disposición de este ornamento les da el aspecto de esos fabulosos unicornios que sirven de soporte al blasón de Inglaterra. En tanto que su atuendo externo es uniformemente blanco o negro. La mezquita más importante de la ciudad, que da a una de las calles del bazar, es una antigua iglesia de Las Cruzadas, en la que aún se puede ver la tumba de un caballero bretón. Saliendo de ese barrio para dirigirse hacia el puerto, se desciende por una amplia avenida consagrada al comercio franco. Allí, Marsella lucha con bastante fortuna con el comercio de Londres. A la derecha, está el barrio de los griegos lleno de cafetines y cabaretes, en donde el gusto de este pueblo por las artes se manifiesta en una multitud de grabados de madera coloreados, que alegran los muros con las principales escenas de la vida de Napoleón y de la revolución de 1830. Para contemplar con calma ese museo, pedí una botella de vino de Chipre, que rápidamente me fue servido a la mesa en la que estaba sentado, recomendándome mantenerla oculta bajo la mesa. No hay que escandalizar a los musulmanes mostrándoles que allí se bebe vino. A pesar de que el aqua vitae, que no es otra cosa que un anisete, se consume ostensiblemente. El barrio griego comunica con el puerto a través de una calle ocupada por banqueros y cambistas. Altos muros de piedra, apenas abiertos con unas ventanas o ventanucos enrejados, rodean y ocultan patios e interiores construidos al estilo veneciano. Es un resto del esplendor que Beirut disfrutó durante mucho tiempo gracias al gobierno de los emires drusos y a sus relaciones comerciales con Europa. La mayor parte de los consulados se encuentran en ese barrio, que yo atravesé rápidamente. Tenía prisa por llegar al puerto y abandonarme enteramente a la impresión del espléndido espectáculo que me esperaba allí. ¡Ah la naturaleza! la belleza, inefable gracia de las ciudades de Oriente construidas al borde los mares, cuadros coloristas de la vida; espectáculo de las más bellas razas humanas, atuendos, barcazas, navíos que se cruzan sobre el azul oleaje, ¿cómo explicar la impresión que todo esto causa en un soñador, y que no es otra cosa que la realidad de un sentimiento anticipado?. Es cierto que ya habíamos leído sobre todas estas cosas en los libros; admirado en los lienzos, sobre todo en esas viejas pinturas italianas que recogen la época del poderío marítimo de venecianos y genoveses; pero lo que aún sorprende hoy en día, es encontrarlo todo tan parecido a la idea que nos habíamos formado de todo ello. Uno se codea sorprendido con esa multitud abigarrada, que parece pertenecer al mundo de hace dos siglos, como si el espíritu remontase las edades, como si el espléndido pasado de los tiempos que ya fueron se hubiera reconstruido por un instante. ¿Soy hijo de un país triste, de un siglo vestido de negro que parece llevar el luto de cuantos le han precedido? Y heme aquí, yo mismo transformado, observando y posando al mismo tiempo, personaje sacado de una marina de Joseph Vernet. Me acomodé en un café construido sobre una plataforma sustentada por pilotes en forma de columnas empotradas en la misma orilla del agua. A través de las rendijas de los tablones se veía el flujo verdoso que batía la costa bajo nuestros pies. Marineros de todos los países, montañeros, beduínos vestidos de blanco, malteses y algunos griegos con pinta de piratas fumaban y charlaban a mi alrededor; dos o tres jóvenes cafedjis servían y renovaban acá y allá las fines-janes rebosantes de espumoso moka, en su envoltorio de filigrana dorada. El sol, que desciende hacia los montes de Chipre apenas ocultos por la línea externa de las olas, enciende acá y allá los pintorescos bordados brillantes incluso entre los harapos más pobres; recorta, a la derecha del muelle, la sombra inmensa del castillo marítimo que protege el puerto; revoltijo de torres agrupadas sobre las rocas, cuyas murallas, el bombardeo inglés de 1840, agujereó e hizo añicos[2]. Sólo quedan unos restos que se mantienen gracias a su propia mole, como testigos de una barbarie inútil. A la izquierda, un espigón se adentra en el mar, sosteniendo los blancos edificios de la aduana, que al igual que el muelle, está construida casi enteramente con los restos de las columnas de la antigua Beirut o de la ciudad romana de Julia Félix[3]. ¿Hallará Beirut de nuevo aquel esplendor que por tres veces la convirtieron en la reina del Líbano?. Hoy en día: su situación al pie de las verdes montañas, en medio de jardines y fértiles valles al fondo de un gracioso golfo que Europa llena continuamente con sus barcos;  el comercio de Damasco, y la cita central de las industriosas poblaciones de la montaña, son las que todavía marcan el poderío y futuro de Beirut. Yo no conozco nada más animado ni más vivo que ese puerto, ni que convenga mejor a la vieja idea que tiene Europa de esas Escalas de Levante en las que se desarrollaba la acción de algunas novelas y comedias. ¿Acaso no soñamos con aventuras y misterios a la vista de esas grandes mansiones, de ventanas enrejadas en las que se ve con frecuencia cómo las ilumina el ojo curioso de las jovencitas?. ¿Quién osaría penetrar en esas fortalezas de poder marital y paternal o, al menos, quién no estaría tentado de hacerlo?. Pero, por desgracia, las aventuras aquí son más raras que en el Cairo; la población es más seria a la par que más atareada; el vestuario de las mujeres da idea de trabajo y bienestar sencillo. Algo de bíblico y de austero resulta de la visión general del cuadro: esa mar incrustada entre los altos promontorios, las grandes líneas del paisaje que se desarrollan sobre los diversos planos de las montañas, las torres almenadas y las arquitecturas ojivales, elevan el espíritu hacia la meditación y al ensueño. Para observar cómo se podía agrandar aún más este bello espectáculo, abandoné el cafetín y me dirigí hacia el paseo de Raz-Beirut, situado a la izquierda de la ciudad. Los resplandores rojizos de la puesta del sol teñían de hermosos reflejos la cadena de montañas que descienden hacia Sidón; todo el borde del mar forma a la derecha escarpados promontorios de rocas, y aquí y allá, pozas naturales que había rellenado la marea en los días de tormenta; mujeres y jovencitas se mojaban los pies allí y bañaban a sus críos. Abundan esta especie de albercas que semejan restos de los antiguos baños, cuyo fondo está cubierto de mármol. A la izquierda, cerca de una pequeña mezquita que domina el cementerio turco, se aprecian unas enormes columnas de granito rojo, caídas sobre la tierra; ¿estaría ahí, como se rumorea, el circo de Herodes Agripa?. [1] La alheña o arjeña (del ár. hisp. alhínna, y éste del árabe ?????? al-hinn?´) o henna o jena es un tinte natural de color rojizo que se emplea para el pelo y que además se usa en una técnica de coloración de la piel llamada mehandi. Se hace con la hoja seca y el pecíolo de la Lawsonia alba Lam. (Lawsonia inermis L.) Este tinte es de uso común en India, Pakistán, Irán, Yemen, Oriente Medio y África del norte (http://es.wikipedia.org/wiki/Alhe%C3%B1a)  (EDL) [2] Caída en manos de Méhémet-Ali (1831), Beirut fue bombardeada y tomada por la flota inglesa en 1840. [3] Béryte es el nombre de la antigua ciudad fenicia, que en tiempos de Roma, conquistada por Agripa, tomó el nombre de la hija del emperador. (GR)

Esmeralda de Luis y Martínez 22 febrero, 2012 22 febrero, 2012 el circo de Herodes Agripa., la ciudad romana de Julia Felix, los tantours, Una coquetería del viajero: la caffiéh
Nota de lectura: EL ANTONIO DE SOSA DE MARÍA ANTONIA GARCÉS, UN MAESTRO DE LA LITERATURA DE AVISOS.

Descripción/Resumen: EL ANTONIO DE SOSA DE MARÍA ANTONIA GARCÉS An Early Modern Dialogue with Islam. Antonio de Sosa’s Topography of Algiers (1612), stuff edit. María Antonio Garcés, traduc. Diana de Armas Wilson, Notre Dame, Indiana, 2011, Univ. Notre Dame. ISBN-13: 978-0-268-02978-4 La traducción y edición inglesa de la Topografía de Argel de Antonio de Sosa va precedida por un riguroso estudio histórico de María Antonia Garcés que desvela por fin la personalidad literaria que se escondía detrás de tan extraordinario y complejo texto. He aquí el texto de la nota de lectura: http://www.archivodelafrontera.com/wp-content/uploads/2012/02/Garcés-y-Sosa-1-para-Ankara-2011-compatible.doc  

Emilio Sola 25 febrero, 2012 25 febrero, 2012 Antonio de Sosa, cervantismo, edición inglesa, María Antonia Garcés, Topografía de Argel
“VIAJE A ORIENTE” 060

VII. La montaña – VI. La tumba del santón… Andaba yo intentando resolver por mí mismo esa cuestión[1], malady cuando escuché unos cantos y el sonido de unos instrumentos en un barranco que bordea las murallas de la ciudad. Me dio la impresión de que podría tratarse de una boda, ya que las tonadas eran alegres; pero pronto vi aparecer a un grupo de musulmanes agitando banderas, luego a otros que llevaban a hombros un cuerpo tendido en una especie de litera; al que seguían algunas mujeres lanzando gritos, y una multitud de hombres también abanderados y agitando ramas de árbol. Todos se detuvieron en el cementerio y depositaron en tierra el cuerpo enteramente cubierto de flores. La proximidad del mar proporcionaba una cierta grandeza a esa escena e incluso a los extraños cantos que entonaban con lánguida voz. Numerosos paseantes se habían reunido en ese punto y contemplaban con respeto la ceremonia. Un comerciante italiano, que se encontraba a mi lado, me dijo que aquel no era un entierro corriente y que el difunto era un santón que vivía desde hacía años en Beirut, al que los francos consideraban un loco, y los musulmanes un santo. Había vivido en los últimos tiempos en una gruta situada bajo una de las terrazas de los jardines de la ciudad; se guarecía allí, completamente desnudo y con el aspecto de una bestia salvaje, pero de todas partes venían a pedirle consejo. De vez en cuando se daba una vuelta por la ciudad y cogía todo lo que le venía en gana de las tiendas de los comerciantes árabes, en cuyo caso, estos quedaban plenamente agradecidos pues consideraban que este gesto les traería buena suerte; pero los europeos, que no opinaban lo mismo, tras algunas visitas del santón ejerciendo esa práctica singular, se quejaron al pachá, del que obtuvieron que al santón no se le permitiera salir de su jardín. Los turcos, poco numerosos en Beirut, no se opusieron a esta medida y se contentaron con mantener al santón con provisiones y regalos. Ahora, una vez muerto el personaje, el pueblo se entregaba a la alegría, ya que no se llora a un santo turco como a los mortales corrientes. La certeza de que tras tantas miserias él haya al fin conquistado la beatitud eterna, hace que se vea este suceso como un desenlace feliz, y que se celebre con el ruido de las orquestinas. Antaño, en estas ocasiones incluso había danzas, cantos de almées[2] y banquetes públicos. Mientras tanto, se había abierto la puerta de una pequeña construcción cuadrada, rematada por una cúpula y destinada a ser la tumba del santón. Los derviches, colocados en medio de la muchedumbre, volvieron a subir el cuerpo a hombros. Pero en el momento de pasar al interior dio la impresión de que eran rechazados por una fuerza desconocida y casi se cayeron de espaldas. Hubo gritos de estupefacción entre los reunidos, y los derviches se volvieron encolerizados hacia la muchedumbre culpando a las plañideras que acompañaban el cuerpo y a los salmodiadores de himnos por haber interrumpido un instante sus cantos y sus gritos. Volvieron a empezar, esta vez más conjuntados, pero en el momento de franquear la puerta, encontraron el mismo obstáculo. Entonces, algunos ancianos tomaron la palabra. –  Esto es un capricho del venerable santón que no quiere entrar a la tumba con los pies por delante. Dieron la vuelta al cuerpo, se volvieron a retomar los cánticos y… otro capricho, y otra caída de los derviches que llevaban las parihuelas.  Se consultaron de nuevo: –   “Puede ser, dijeron algunos creyentes, que el santón no encuentre esta tumba digna de él. Habrá que construirle una más adecuada. –  No, no, respondieron algunos turcos, no vamos a obedecerle en todos sus caprichos, el hombre santo siempre ha demostrado un humor muy voluble. Tratemos de todos modos de hacerle entrar, y una vez en el interior, puede que le guste; de otro modo, siempre tendremos tiempo de sacarle afuera. –  ¿Y cómo lo haremos? dijeron los derviches. – ¡Pues bien!, hacedle girar rápidamente para aturdirle un poco y luego, sin darle tiempo a que se de cuenta, le empujáis hasta la abertura.” Ese consejo pareció convencer a todos, así que otra vez resonaron los cánticos  con renovado ardor, y los derviches, agarrando el féretro por los dos extremos, le hicieron dar vueltas durante unos minutos; después, con un súbito movimiento, se precipitaron hacia la puerta; esta vez con un éxito total. El pueblo esperaba ansioso el resultado de esa difícil maniobra; pues se temió por un instante que los derviches sucumbieran víctimas de su audacia, y los muros se derrumbasen sobre ellos; pero no tardaron en salir triunfantes, anunciando que tras algunas dificultades, el santo se había mantenido tranquilo: tras lo cual, la muchedumbre prorrumpió en gritos de alegría y se dispersó por la campiña y hacia dos cafetines que dominaban la costa de Raz-Beirut. Este era el segundo milagro turco que tuve ocasión  de presenciar (todavía recuerdo el de la Dhossa, en donde el Sharíf de la Meca pasaba a caballo sobre los cuerpos de los creyentes, tendidos en medio del camino); pero aquí el espectáculo de ese muerto caprichoso, que se agitaba en los brazos de sus porteadores, rehusándose a entrar en la tumba, me trajo a la memoria un pasaje de Luciano[3], que atribuye las mismas fantasías a una estatua de bronce del Apolo sirio[4]: Cuentan que en un templo situado al este del Líbano, sus sacerdotes, una vez al año, tenían por costumbre lavar a sus ídolos en un lago sagrado. Apolo siempre rechazó esta ceremonia… no le gustaba el agua, sin duda, por su calidad de príncipe de los fuegos celestes, y cada vez que iban a lavarlo al lago, se agitaba visiblemente sobre los hombros de los porteadores, a los que siempre terminaba arrojando al suelo. Según Luciano, esa maniobra era fruto de una cierta habilidad gimnástica de los sacerdotes; pero ¿vamos a creernos esa afirmación del Voltaire de la Antigüedad?. En lo que a mí respecta siempre estuve más dispuesto a creer todo que a negarlo, y a admitir los prodigios atribuidos al Apolo sirio, que no es otro que Baal. No veo porqué ese poder acordado a los genios rebeldes y a los espíritus de Python no habría de producir tales efectos; tampoco entiendo porqué el alma inmortal de un pobre santón no podría ejercer una acción magnética sobre los creyentes convencidos de su santidad. Además, ¿quién osaría mostrar escepticismo al pie del Líbano? ¿Acaso no es esa orilla la cuna de todas las creencias del mundo? Pregunten al primer paisano de la montaña con que se encuentren allí y les dirá que es en ese mismo punto de la tierra en donde acaecieron los primeros sucesos de la Biblia; les conducirá al lugar en donde ardieron los primeros sacrificios; les mostrará la roca manchada con la sangre de Abel; más allá, dirá que estaba la ciudad de Enochia[5], construida por los gigantes y de la que aun se distinguen algunos vestigios; en cualquier otra parte, les mostrará la tumba de Canáan, hijo de Cam… Y todo ello, sin olvidarse de la antigüedad griega, pues verán también descender de esos montes a todo el risueño cortejo de divinidades que Grecia aceptó y cuyo culto transformó, propagado por las emigraciones fenicias. Estos bosques y estas montañas han retumbado con los gritos de Venus llorando a Adonis, y es en esas grutas misteriosas donde todavía algunas sectas idólatras celebran orgías nocturnas en las que se va a adorar y llorar sobre la imagen de la víctima, pálido ídolo de marfil con sangrantes heridas, y en torno al que las mujeres afligidas imitan los gritos de lamento de la diosa. Los cristianos de Siria tienen ritos parecidos: durante la noche del viernes santo una madre llorosa sostiene en sus brazos al amante, pero esa imitación plástica no es menos sobrecogedora, ya que se han conservado las formas de la celebración descrita tan poéticamente en Los Idilios de Teócrito[6]. Y desde luego créanme: bastantes tradiciones primitivas no han hecho más que transformarse o renovarse en los nuevos cultos. No sé muy bien si nuestra Iglesia está muy conforme con la leyenda de Simeón el Estilita[7], y pienso, espero que sin ser demasiado irreverente, que bien puede encontrarse exagerado el tipo de mortificación elegido por ese santo; aunque Luciano también comenta que ciertos devotos ascetas de la antigüedad pasaban varios días de pie sobre altas columnas de piedra erigidas por Baco, a poca distancia de Beirut, y en honor de Príapo y de Juno.[8]  Pero desechemos ese bagaje de antiguos recuerdos y ensoñaciones religiosas a las que nos han llevado de forma irrefutable el aspecto de estos lugares y la mezcolanza de sus pobladores, que es posible resuman todas las creencias y supersticiones de la tierra: Moisés, Orfeo, Zoroastro, Jesús, Mahoma, y hasta un Buda indio, hallan aquí discípulos más o menos numerosos… No se vayan a creer que todo ello debería animar a la ciudad, colmándola de fiestas y ceremonias y convirtiéndola en una suerte de Alejandría en tiempos de los romanos. No, hoy aquí todo es calma y monotonía por influencia de las ideas modernas. Es en la montaña donde encontraremos sin duda esas costumbres pintorescas, esos extraños contrastes que tantos autores han señalado, aunque de hecho pocos fueran los que pudieran jactarse de haberlos observado personalmente. [1] La pregunta que se hace el autor en el párrafo anterior sobre la posible ubicación del circo de Herodes Agripa junto a la mezquita del cementerio turco. [2] Almée, del árabe âlmet («sabia»), mujer india cuya profesión es la de improvisar versos, cantar y danzar en las fiestas, acompañándose de flauta, castañuelas o címbalos. Eran escogidas entre las muchachas más hermosas y recibían una cuidadosa educación. Con frecuencia eran reclamadas por la gente importante para alegrar los festines. (« Almée » dans Dictionnaire universel d’histoire et de géographie, 1878) (EDL) [3] Sobre Luciano (Luciano de Samosata) y La Déese de Syrie: http://remacle.org/bloodwolf/philosophes/Lucien/deessesyr.htm#01a   y http://www.scielo.org.ar/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0328-12052007000100003 (EDL) [4] Nerval se refiere, alterándolo, a un pasaje del tratado atribuido a Luciano de Samosata, La Diosa de Siria, en el que el Apolo de Hierápolis imprime ciertos movimientos a sus sacerdotes para inspirarles sus oráculos. (GR) [5] Thomich dijo que Iared, nieto de Adam por la línea de Set, edificó una ciudad llamada Astrahim, que después fue llamada Enochia por su hijo Enoch; pero hay quien dice que fue Caín el constructor de esa ciudad en honor a su hijo Enoch (http://es.wikipedia.org/wiki/Henoc) (EDL) [6] Teócrito (c. 310 a. C. – c. 260 a. C.), poeta griego fundador de la poesía bucólica o pastoril y uno de los más importantes del Helenismo.  (http://es.wikipedia.org/wiki/Te%C3%B3crito#Idilios_y_poemas_buc.C3.B3licos) (EDL)  [7] Venerado cerca de Alepo, pasó 27 años en una celda colocada sobre el capitel de una columna. (GR) [8] Columnas fálicas, en el templo de Hierápolis, erigidas por el dios Baco en honor de la diosa Juno.

Esmeralda de Luis y Martínez 25 febrero, 2012 28 febrero, 2012 Accidentado entierro de un santón, el Apolo sirio o el Baal fenicio, engaño de los derviches, Simeón el estilita y los ascetas de Príapo y Juno, tocados por el dedo de dios
“VIAJE A ORIENTE” (Léxico de palabras extranjeras)

Léxico[1] de palabras extranjeras o raras  Nerval traduce casi siempre las palabras extranjeras que cita, nurse de modo que en este léxico sólo aparecerán los términos que no tradujo o, viagra que traducidos sólo en una ocasión, and se retomaron más tarde sin dar más explicaciones. Abbah: manto o capa amplia y larga sin mangas, hecha de lana y abierta por la parte de delante. Aigledon: forma popular de edredón. (GR) Akkal: hombre santo, sabio, erudito. Aleikoum al salam: que la paz sea contigo. Anclabre: altar de sacrificios usado por los romanos (anclabris mensa). (GR) Apios: planta de flores olorosas dispuestas en forma de racimo (apios tuberosa) (GR) Araba: coche, carro. Ardeb: recipiente de unos 270 a 280 litros. Arif: hábil, inteligente. Babylonian: de arquitectura grandiosa y masiva. Baïram: fiesta del ayuno que se celebra a continuación del Ramadán. Banian: pobre diablo. Barbarin: sirviente, criado, en general negro. Bardaque: vasija de tierra secada al sol. (GR) Benich: abrigo amplio que se coloca sobre los demás vestidos. Besestain: edificio de grandes proporciones y abovedado dentro de un bazar, en el que se depositan las mercancías de valor. (GR) Borghot: máscara alargada que llevan las mujeres. Bostangi: jardinero. Cachef: gobernador de una provincia, instituido por los turcos. Cadi: juez musulmán que ejerce funciones civiles y religiosas. Cadine: dama. Cafedji: también kahwedji: sirviente encargado de preparar el café. Cajute: cabina. Calender: derviche mendicante. Cant: afectación, hipocresía. Cardina: divinidades que protegen la puerta, el umbral y los goznes de la puerta. (GR) Casin: casino, establecimiento público de ocio. (GR) Cavas (o Cavasse): ujier asignado a una institución o a una personalidad oficial. Chibouk: pipa de boquilla larga. Cinnor: lira de forma triangular. (GR) Cohel: sombra de ojos. Conversation: casino. (GR) Dive: según una fuente utilizada por Nerval, un dive es una “criatura que no era ni hombre, ni ángel, ni diablo; se trataba de un genio, un demonio, tal y como lo entendían los griegos; un gigante que no pertenecía a la especie de los hombres” (D’Herbelot, Bibliothéque orientale, 1697) Djerme: barca. Dourah: maíz. Féredjé: amplio manto con velo, bajo el que las mujeres ocultan su rostro y vestuario. (GR) Figuier de Pharaon: especie de sicómoro. (GR) Fine-jane: tacita. Firman: edicto o decreto de una autoridad musulmana. Frengui: europeo. Gastoffe: albergue. Ghawasie: danzarina. Giaour: infiel. Habbarah: manto negro muy amplio que cubre todo el cuerpo. Hadji: musulmán que ha realizado la peregrinación a La Meca. Hamal: mozo de cuerda. Hanoum: dama principal de una casa. Improper: inconveniencia. Improved patent: patente de probada garantía. Jellab: mercader de esclavos. (GR) Kabibé: querida, amada. Kachef: adjunto de un bey, en las armadas turcas y egipcias. (GR) Kaddosch: sagrado. Kahwedji: sirviente encargado de preparar el café. Kaïmakan: lugarteniente, gobernador, subprefecto. Kasiasker: jefe religioso que también ejerce como juez. Khanoun: igual que Hanoum: dama principal de una casa. Kief: siesta, reposo y, en la experiencia del hachischin, fase de calma y beatitud. Kislar-aga: jefe de los eunucos. (GR) Koulkas: colocasia o arum colocasia, planta de raíz harinosa y comestible. (GR) Kyaya: ministro de un príncipe de poca importancia. (GR) Lailet-ul-id: la noche de la fiesta. Lattaquié: tabaco de la ciudad de Lataquia (Siria). (GR) Ligure: ópalo. (GR) Locanda: albergue, posada. (GR) Machallah!: con el permiso de Dios (que sea lo que Dios quiera) Machlah: manto de piel de camello que cubre todo el cuerpo. Mafish: no, no hay, no tengo absolutamente nada. Mahdi: (el oculto) se da ese nombre al imán esperado al final de los tiempos por ciertas sectas musulmanas. Mandille: pañuelo o foulard de seda. Milayeh: envoltorio, velo negro con el que se cubre por completo la mujer. Moal: poema estrófico cantado. Mollah: doctor en teología islámica. Moudhir: gobernador, administrador. Moukre: el que alquila caballos, mulas o transporta mercancías. Moultezim: recaudador de los impuestos sobre la tierra pagados por los campesinos. (GR) Muchir: oficial de alto rango. (GR) Munasihi: el que da consejos, el consejero. Muslim: musulmán. Naz (también naï): tipo de flauta. Nazir: funcionario de alta graduación, director general de ciertos servicios importantes. (GR) Nedji: caballo de Arabia central (Nedj), reputado por ser de los mejores. (GR) Nichan: condecoración instituida por Mahmoud II[1]. Ocque: en Egipto, la ocque equivalía aproximadamente a 1Kg. 250 gr. (GR) Okel: ciudadela, refugio. Oualem: cantantes y danzarinas (almées[2]). Parazonium: espada corta suspendida de un tahalí. (GR) Patito: pretendiente de una mujer. Pentacle: figura mágica en forma de estrella de cinco puntas, símbolo de la perfección o de la potencia oculta en los elementos. Péri: genio, hada. Physizoé: quien da la vida, nutricia, fecunda. Pic: longitud que varía entre los 66 y 70 cm. (GR) Polos: nimbo o media luna constelada, que servía de corona a ciertas divinidades. (GR) Raya(h): individuo no musulmán del gobierno turco. (GR) Rebab: viola monocorde o de doble cuerda. Reïs: capitán, oficial. Rosolio: licor perfumado con pétalos de rosa. (GR) Saba-el-kher: buenos días. Saïs: explorador, mensajero. Sirafeh: ofrenda de monedas. Surmeh: polvo negro para teñir los párpados. (GR) Taktikos: sombrero de paja. Talari: escudo de Austria (Thaler o tálero), equivalente a unos 5 francos. (GR) Talé bouckra: ven mañana. Tantour: peinado de mujer en forma de cono, o tipo de tocado de esta misma forma que usaban las mujeres de la nobleza. Tayeb: bien, de acuerdo. Téké: convento o cofradía de derviches. Tendido: cortina. Uléma: doctor en leyes, teólogo musulmán. Wauxhall: lugar público en donde se celebran bailes o conciertos. Yalek: ropón de mangas largas y anchas. Yamak: aprendiz o ayudante, o también puede significar “velo que deja ver los ojos”. Yaoudi: judío. Yavour: como Giaour: infiel. Zebeck: soldado procedente de Asia Menor (GR) [1] Mahmoud II (del 20 de julio de 1784 al 1 de julio de 1839) fue Sultán del Imperio Otomano, del 15 de noviembre de 1808 al 1 de julio de 1839. Continuó con las reformas iniciadas por su primo Selim III, intentando restaurar la autoridad central en el imperio y reformar la armada. Asimismo masacró a la orden de los janisarios en 1826 y creó una nueva armada tomando como modelo el europeo. Aún así, no pudo impedir la independencia de Grecia en 1830, ni la del Egipto de Méhémet-Ali. (http://fr.wikipedia.org/wiki/Fichier:Sultan_Mahmud_II_of_the_Ottoman_Empire.jpg)  (EDL) [2] Almée, del árabe âlmet («sabia»), mujer india cuya profesión es la de improvisar versos, cantar y danzar en las fiestas, acompañándose de la flauta, castañuelas o címbalos. Eran escogidas entre las muchachas más hermosas y recibían una cuidadosa educación. Con frecuencia eran reclamadas por la gente importante para alegrar los festines. (« Almée » dans Dictionnaire universel d’histoire et de géographie, 1878) (EDL) [1] La excelente edición del Voyage en Oriente realizada por Gilbert Rouger, Ed. Richelieu, Imprimerie nationale de France, 1950, 4 vol. (hoy en día agotada) lleva numerosas notas que se han añadido aquí, marcándolas con la abreviatura de Gilber Rouger (GR) Las que no llevan esta abreviatura corresponden a notas de Jeanneret o del propio Nerval. Las que llevan la abreviatura (EDL) corresponden a algunas aclaraciones que me ha parecido oportuno hacer para facilitar la lectura o la comprensión de algunos términos y personajes.

Esmeralda de Luis y Martínez 25 febrero, 2012 25 febrero, 2012 GLOSARIO de palabras extranjeras o raras
Avisos de Argel del genovés Luis Brevez Fresco del verano de 1581

UNA ESPLÉNDIDA RELACIÓN DE AVISOS La presentación de la biografía de Antonio de Sosa por María Antonia Garcés, pharmacy en su edición americana de la Topografía de Argel, es de una gran riqueza de fuentes documentales primarias, tanto de los grandes archivos españoles de Simancas, de Asuntos Exteriores o del Instituto Valencia de don Juan, como italianos, particularmente sicilianos, como el catedralicio de Agrigento. De esa riqueza documental, por cortesía de la autora, pudimos actualizar y versicular para el AdF un documento en italiano de gran clasicismo en ese momento, una relación de avisos de un mercader genovés, Luis Brevez Fresco, del verano de 1581, y en cuyo texto salta la noticia de la fuga de Antonio de Sosa de Argel. La relación de avisos procede del Instituto Valencia de Don Juan, Envío 62, Caja 2, fols. 25-26, según nota 198 del texto comentado de M.A. Garcés sobre Antonio de Sosa. Sobre la transcripción, hicimos una traducción del italiano, sin duda muy perfectible, y fue actualizado y versiculado el resultado, añadiéndole titulillos marginales para cada párrafo o materia de interés. ENSAYO DE TRADUCCIÓN: Conservamos Ochali, en honor de Sosa, y no Uchalí, como le decía Cervantes. – Simplificamos Giafer Bajá, Rey de Argel titular, podría decirse, en ese momento. – Conservamos el Ochali de Sosa como mejor manera de traducir Lochiali o Lochali o similares. – Mazul es el cesante, el que ha salido de un cargo y aún no ha obtenido otro; Mazul Aga tendría ese sentido de ex-aga o cesante. Los personajes que aparecen en la relación de avisos son indicativos de la amplitud de la narración resultante, comenzando por el autor, el mercder residente en Argel Luis Brevez Fresco: ? Los reyes de Cuco y La Abés, y sus hijos, señores de la Cabilia. ? Giafer Bajá, gobernador de Argel, o rey de Argel en la vox-pop del momento. ? Miguel de Moncada, noble valenciano. ? Caito Mamet, que era el patrón del doctor Sosa, un judío muladí de Argel. ? Mujer de un “Baluco Bassi” multada por adulterio. ? Isuf Ogia, arráez enviado de Bicerta por el Ochali. ? Alí Bajá o Uluch Alí, el Ochali, el Capitán o General del Mar otomano. ? Morato Aga, muladí de la casa de Ochali, enviado a Trípoli. ? Hasán Bajá o Hasán Veneciano, exrey de Argel, de la casa de Ochali. ? Antonio Senchio, enviado por Ochali a Francia. ? Joven francés relojero que se ha hecho turco. ? Dioniosio Spinola, gobernador de Tabarca. ? Marco Antonio Colonna, virrey de Sicilia. ? Cautivos franceses en Tabarca. ? Fray Alphio Capuchino, rescatador de cautivos. ? Oratio Donagio, patrón de nave para Génova. ? Cautivos “Canagheri”, a la espera de rescate. ? Los genízaros de Argel y los de Estambul con conflictos en Argel. ? Caito « Alí Pichenino », con problemas de deudas. ? Mami Gancho, arráez de galeota. ? Embajadores del rey de Fez, de paso a Estambul. ? El cónsul de Francia. ? Morato Arráez. ? El Aga de les genízaros y otro, Cartagiali, que vino con él de Estambul. ? Ramadan Bajá, exrey de Túnez y de Argel, de la casa de Ochali. ? El nuevo Aga elegido por los genízaros. ? El « Odabassi » (Bash Odas) y « Mesno Bassi » y Aza Bajá, enviados de los genízaros a Ochali. ? Bernicheloru Mazul Aga, uno de los genízaros principales, « una cabeza bizarra y bravo hombre ». ? Ochali (o Escandeliza), antiguo arráez de Argel. ? « Catramosa » (Caito Musa ?), genízaro principal en las reclamaciones. ? Morato “Gantio” (Mami Gancho?) y Sanico, dos arráeces de Ochali. ? Hasán Corso, chiaya de Ochali. ? Un turco enfermo que hiere a su patrón. ? Roldán, mercader valenciano. ? Bartolomé Pessette, mercader corso. ? Una mujer que dicho Roldán había comprado con una hija suya. ? « Giaches Ferra », francés, con una nave de Marsella, con aviso de peste en Lion. ? Cigala, sin cargos en Estambul, rumores. ? Alí Pachá, nombrado « Nes Pachá ». ? Arráeces « Sup. Ogia », Hasán Bajá de Cantali y « Giacer Montale », que se dirigieron al Estrecho. ? Patrón de nave « Ant. Talss », que va al Colo y después a Marsella. ? Marcello Doria, de corso por el mar. ? El « Mufti » (Mofeti) de Estambul, que es como el papa. ? Dos cristianos que matan a su patrón en los Monasterios. ? El capitán Perarchi, apresado por Ochali por problemas de cuentas. ? Bajá, exrey de Trípoli y Túnez, eunuco del serrallo del Gran Turco. ? El hijo de « Cara » Mostafa, Maltrapigli (Maltrapillo), Giafer Genovés y « Cuchuich » Morato, corsarios. ? Chaia Chilibi que piensan que se quedará en Argel como rey. ? Juan Andrea Doria prepara sus galeras para transportar a la Emperatriz de España. ? Bartolomé Somma, patrón de nave que viene de Barcelona. ? Stefano Boero, fraile rescatador de cautivos que estaba de partida para Mallorca. ? Amisa Rais (o Arráez) y Hasán del Morabuto, arráeces corsarios. ? Antonio Borlas, que tiene cuentas con Hasán Veneciano. ? Tiberio Imperato, rescatador de cautivos del reino de Nápoles. ? Andrea Becarello, rescatador de dos cautivos, Cipriano Andora y Estefanino. ? Las mujeres de Bendelli Alí, que piden justicia por su muerte. ? Sabam Veneciano, antiguo cómitre de Hasán Veneciano, encarcelado en Bona. ? Corsarios ingleses que se abastecen en Argel. ? Morato Arraez el Grande. ? Patrón de nave “Stave” Bertone, apresado por Morato con rica presa. ? Sebastián Doi catalán, patrón de nave apresada. ? Se citan el Gran Turco, el rey de Francia, el de España, el de Fez, un embajador a Fez de Felipe II y a Juan de Margliani, aún en Estambul.   Relación de las cosas sucedidas en Argel desde el 10 de julio hasta este día 27 de agosto (de 1581). Paz entre los reyes cabiles, el de Cuco y el de Labés El mismo día se supo que el rey de Cuco y el rey del Abés han hecho la paz, y los hijos del uno y del otro se han encontrado para celebrarlo. Y, así, tanto en un reino como en el otro se han hecho grandísimas fiestas y banquetes, a su usanza, con muy finas mieles y similares manjares; por lo que se sospecha que no van a mantener la paz con este Rey. Por lo que Giafer Bajá, al presente rey de Argel, se prepara para ir en campaña. Y cuando el hijo del rey de Cuco fue a visitar al rey de Abés, llevó consigo 1500 arcabuceros; y cuando el de Abés fue a visitar al de Cuco, llevó 1500 arcabuceros, y a todos se les dio un banquete. Presa de una fragata corsaria El 11 (de julio) llegó una fragata que había ido en corso, y cerca de “Abcantera”, en un lugar de don Miguel de Moncada, embarcó a 46 “Zagariti”, a diez ducados por cabeza, y entre ellos cuatro mujeres y seis niños. Y el Arraez les ha tomado ropa (o bienes) por valor de otros 500 ducados. Huída del doctor Sosa y gestiones de su amo, Caito Mamet, judío muladí El 13 (de julio) el Caito Mamet, que era el patrón del doctor Sosa, organizó un grandísimo escándalo por la huida del dicho doctor Sosa; no sólo envió llave (o consignas o contraseña) por tierra sino también hizo toda diligencia posible por mar, mas no ha recibido noticia alguna, por lo que se juzga que haya llegado a España a salvo. E hizo pregonar bando de que a quien se lo trajera le había de dar el doble por ciento. Multa o composición – tal la ley del encaje cervantina – a una adúltera El mismo día el “Mezuaro” sorprendió en adulterio a una mujer de un “Baluco Bassi” y la multó (composición o acuerdo o ajuste económico) con 500 doblas; y después corrió la voz de que se había huido de la cárcel, y se desató una gran borrasca (jaleo o discusión) con Giafer Bajá al enterarse de tal composición (económica). Yufu Ogia trae noticias de Ochali en Bona (Annaba, Hipona) El 16 (de junio), a las 23 horas, llegó aquí Isuf Ogia con su (galeota?) enviado de Bicerta por el Ochali. Y trae la noticia de que dicho Ochali había llegado a Bona con 55 galeras; y salió de Estambul con 80, pero algunas las dejó antes de llegar a Navarino porque no eran aptas para navegar, y dos las hizo volver a Estambul con el presente del rey de Fez, habiendo hecho volverse atrás al capitán de Argel… y la galeota del rey de Fez, que llevaban el presente; y lo envió con dichas dos galeras; de modo que se quedó con 60 galeras, de las cuales 33 son de (“Janare”, jenízaros?), y se dirá su nombre luego. Hasán Veneciano tiene dominio sobre Ochali Tras llegar Ochali a Bicerta, envió a Morato Aga, su renegado, a Trípoli con cinco galeras para hacer que el ejército de ese lugar viniese a Argel por tierra junto con el de “Tamisi” (Túnez?). Dicho Ochali viene para ir a Fez, y es todavía General del Mar; pero Hasán Bajá lo manda y lo hace todo sin que ninguno lo contradiga, ni el mismo Ochali se atreve a contradecirle. Y ha sucedido que, habiento ordenado Ochali alguna cosa, y no gustándole a Hasán Bajá, no se ha hecho; y queriendo dicho Hasán Bajá alguna cosa y no queriéndola Ochali, no se ha hecho sino la voluntad de Hasán Bajá; y parece que lo teme y que tiene miedo de él. En suma, tiene dominio sobre él. El mercader Antonio Senchio y Ochali en Bona Desde Bona, dicho Ochali mandó muchos hombres por el país para ordenar que fuesen enviadas todo tipo de vituallas a Argel (o Argelia?) y se ha dicho que dicho Ochali quiere enviar dos galeras a Francia y que quiere que vaya con ellas Antonio Senchio; el cual Senchio en Bona hizo un bellísimo presente al Ochali, y entre otras cosas un reloj hecho como una galeras que voga con catorce remos y personajes, y cuando están todos se pone en movimiento y la galera voga; y ha costado en Francia 3000 ducados; y con ello, le ha dado a un jovenzuelo francés que gobierna (o maneja) dicho reloj, y se ha sabido que se ha hecho turco. De Tabarca le enviaron un presente, pero fue poco apreciado por ser pequeña cosa; y mientras remolcaban a la fragata que lo trajo, embarrancó dicha fragata y mostró tenerlo como augurio, pues se turbó mucho; pero hizo levar los remos y recuperar a los hombres, y con otra galera, después, lo envió a “Habarea” (Tabarca?). Todas las galeras de fanal han remolcado a las otras, y con estas 60 galeras ha venido toda la potencia del Turco, y con gran esfuerzo se ha conseguido armar (“portato armare”?) Conflicto con franceses de Hasán Veneciano en Tabarca Hasán Bajá fue a “Habarea” (Tabarca?) porque había sabido que en ese lugar estaban 8000 ducados de la talla (o tasa o rescate) de los (fr., franceses o frailes) para procurar apropiárselos, como hizo, a pesar de que se opusiese el señor Dioniosio Spinola, gobernador de ese lugar, que tenía orden del señor Marco Antonio Colonna de no pagar cosa alguna si antes dichos (franceses o frailes) no eran puestos en libertad. Pero este Hasán Bajá pensó de inmediato la manera de engañar o estafar a uno y a los otros, como hizo; y, así, puso en libertad a dichos (franceseso o frailes), que se embarcaron en una nave que se encontraba en este lugar, y entonces dicho señor Dionisio no pudo evitar hacer el pago. Una vez recibido los dineros, por la noche, estando dichos (franceses o frailes) embarcados, dicho Hasán Bajá se arrimó con su galera y volvió a tomar a estos (franceses o frailes), amenazando incluso con tomar la nave; y, así, se la ha traído consigo aquí, a Argel. Es verdad que ha prometido dejar ir a fray Alphio Capuchino a procurar lo que resta de dicha talla (o rescate); el cual pensaba pasar a España, pero después le ha parecido mejor ir a Génova para después pasar a Milán, Venecia y toda la Lombardía; y se embarcará con Oratio Donagio que partirá para dicho lugar de Génova en tres días. El tal Hasán Bajá ha traído también aquí a todos los “Canagheri”, y hasta el momento no ha venido el rescata de ninguno de ellos. Llegada de Ochali a Argel el 17 de junio a mediodía El 17 (de junio) a mediodía llegó aquí Ochali con 55 galeras y se le hizo una bellísima entrada (o recepción), a pesar de que los genízaros murmuraban que no le quería recibir; no obstante se tranquilizaron y no les quiso aumentar la paga como es lo acostumbrado por los otros reyes, por lo que quedaron muy mal satisfechos (o contentos). Verdad es que cuando lo acompañaron les hizo dar un saquito de sultaninos, que eran 3000, y surgió una disputa entre los genízaros de Argel y los de Estambul porque ninguno de ellos quería acompañar solo a dicho Ochali; sin embargo, se arreglaron y fue acompañado por los de aquí, y entre ellos estaban el “Odabassi” y el “Balucobassi” de Estambul. (Parece que hay un salto, comienza PICT 04…) (Pero la gente) se salvó. Caito « Alí Pichenino » ha recuperado cien doblas, que le tomó Giasco (Giafer ?) Bajá, por orden de Ochali. Embajada a Marruecos con arraez Mami Gancho A las dos de la noche han salido para « Tutavano » (Tetuán) dos galeotas, una del « Rey de Fez », la que iba con el presente y Ochali la hizo volver atrás, y otra de Mami Gancho; y llevan a los embajadores que iban al Turco; esto es, uno de los dos. Y manda Ochali pedir 5000 escudos para los gastos de la armada, el diezmo de los 800 cristianos de la Rota (o derrota) del rey de Portugal, y (« motigali ») 2000 (escudos) al año de tributo, amenazándole con quitarle el estado (el poder) si no le da todo, y si se lo da que lo dejará en el estado (en el poder) sin molestarle. Ochali, Morato Arraez y los franceses El cónsul de Francia procuraba recuperar todos los franceses que son esclavos. Y, así, se ha quejado a Ochali sobre cómo la presa de los (arraeces o rais?) son naves francesas. Y, así, este Ochali ha mandado llamar a Morato Rais y a los otros cuatro, y les ha dicho que quiere que dicha presa se meta en el depósito hasta tanto se aclare si es de franceses; y que a los leventes les daría el diez por ciento. Sabido esto, los Arraeces han liberado algunos franceses y han hecho un presente a Ochali de no sé cuántos miles de escudos, y todo queda arreglado. Y para mostrar Ochali que quiere seguir lo que han dicho (o acordado), ha quedado en avisar al cónsul de que se toman todos los franceses, aunque no ha conseguido más que de cuatro a cinco. Junta, Divan o Duana de jenízaros y conflicto por pagas El 28 (de junio) los genízaros han reunido Junta (Divano, Duana) ante el Ochali para hacerle escribir (o registrar) las pagas que son de los chacales que están forzados en galera, y no solo no se los ha querido registrar sino que también ha amenazado a los genízaros, si querían hacerse colgar del cuello (o ahorcar). Conflicto sangriento entre genízaros y con Ochali El 29 (de junio) los genízaros ya se habían puesto descontentos por lo sucedido; y, así, tomaron ocasión de quejarse porque el Ochali había dado pólvora y balas a los genízaros de Estambul; y, así, se amotinaron y dijeron que no querían ir al ejército (o en campaña) con Hasán Bajá si no iban tantos de Estambul como de ellos, dando a entender a las claras que si solamente ellos iban en campaña, Ochali se quería adueñar de la tierra y poner en la guardia de ésta a dichos genízaros de Estambul, para después expulsarlos a ellos y asesinarlos a todos. Y, así, cuando se salieron del Duano (Junta, Duana), fueron a Ochali y le dijeron que querían saber quién era el rey de esta tierra, y que querían ver el comandamento (la orden) del Turco. Y no se la ha querido mostrar, por lo que han entrado en grandísima sospecha, teniendo dudas sobre si entre ellos no tendría partidarios; porque ya tenían por sospechoso al Aga y a otro Cartagiali que vino con él de Estambul, y otros tres que en el tiempo de la tormenta (jaleo o discusión) de Hasán Bajá fueron apartados de allí; y eran « Baluco Bassi », y habían ido a Estambul con ese Hasán Bajá, y les había hecho dar (en blanco) a cada uno, que son de ingresos al menos 500 escudos al año ; y eran aquellos que llevaban el dinero y los presentes por parte de Ochali a los genízaros para atraerlos a la parte de dicho Ochali. Y vueltos al los mataron. Mataron al Aga y al Cartagiali, y hubieran matado incluso a los otros si los hubieran encontrado; el cual se llamaba « Giaser » (Giafer?) Aga. Los grupos de genízaros que cobran la garrama Visto esto, el Ochali tuvo a bien ir a embarcarse porque pusieron guardias en las puertas y… dichos genízaros no quisieron que se embarcase. Había un « campamento » (cuerpo o grupo militar) fuera para entrar y el Ochali no quería que entrase, pero lo hicieron entrar, y mandaron llamar de inmediato al otro; estos son grupos militares que los bajaes mandan a las « garramas », esto es a recoger los diezmos. Los cuales genízaros dejaban entender que querían que « Giafer » Bajá volviese al primer lugar, puesto que el Ochali no les ha mostrado los comandamentos (órdenes del Turco), diciendo que no querían aquí tantos reyes ni tantos bajaes, que causan mucha confusión los « Ogobassi », que son los que están para ser Aga, y los « Bassodas », que son aquellos sin los que el Duano no puede concluir (o decidir) cosa alguna. Sigue el conflicto entre Ochali y los genízaros Tras matar al Aga, fueron al Ochali y le dijeron que habían sabido que él los quedría hacer pedazos (o matar), y que querían saber la causa, puesto que así les había sido referido por aquellos que también le decían a él lo que no era, y que esta era la causa por la que habían matado a los dos; y que así había que hacer con quienes iban (informaban o intrigaban?) de una parte y de otra; y, así, bajaron la cabeza en señal de reverencia, diciéndole que si merecían castigo por esto que se lo diese. A lo que respondió que no era verdad, que él jamás tuviera tal ánimo (o intención), y que él no ha venido aquí para quitarles nada de lo que se les solía dar; y esto porque ya le había hecho quitar la comida del día, y muchas otras cosas como carne, miel, manteca y arroz, que se suele dar al Aga y a muchos otros; y que si tomaban Fez, que si a los otros les aumentaba una dobla en la paga, que no les quería acrecentar dos; y que si los genízaros de Estambul lo habían referido (o vuelto a hacer?) mal, que al saberlo les habría castigado muy bien, y si eran como ellos que los castigara, porque así era justo, porque su intención era sólo el deseo de castigar a los bellacos. Los genízaros más enfadados con Hasán Veneciano que con Ochali Dichos genízaros están más airados (o enfadados) con Hasán Bajá que contra el Ochali, porque dicen que él ha causado todo este mal. Y que ha hecho venir aquí al Ochali sólo para vengarse de ellos. Y están enfadados incluso con Ramadan Bajá, al cual solían venerar mucho y tenerlo por padre. Y esto dice que es porque él, junto con Hasán Bajá, ha traído aquí a la armada. Los « Solachi » que suelen estar en la guardia del bajá, se fueron al « Dacino » y lo dejaron, cuando mataron a Cortogiali, habiéndose ajustado (« legato ») que si lo ponían en su lugar que les contaría bastantes cosas; y de la misma manera los « Odobassi » mostraron quererlo salvar; pero los « oldas » lo mataron porque así lo habían acordado entre ellos. Estando en este motín, los genízaros no hacían saber nada al bajá, como era habitual informar de todo al rey, ni el rey a ellos ; y, así, eligieron un nuevo Aga, estando en estos tumultos, y nada más elegirlo fueron los genízaros a casa del Ochali, como es costumbre ir al bajá para que sea confirmado por él. Y fue allí con muchos « Balucobassi », y se volvió sin hablar con el Ochali; pero hablaron con Hasán Bajá, general por parte del Ochali, que aceptó el nuevo Aga. Visto esto, los genízaros ordenaron que todos los cristianos debían embarcarse, porque temían que en caso de refriega fueran ellos el mayor enemigo que tenían, y particularmente los venidos de Estambul; también dispusieron que Alí Bajá y todos los venidos de Estambul deberían volver a Estambul; y esta resolución se tomó con el nuevo Aga. Y, en suma, se permitieron decir que no querían aquí más de un bajá, y que querían que fuera « Giafer » Bajá puesto que el Ochali no ha mostrado las órdenes (o comandamento) del Turco. Dichos genízaros hablaron con el Ochali de este modo: que se contentaban con ir a Fez con ellos, puesto que habían venido para aquella empresa, pero que no querían que se impidiera hacer castigar a los bellacos. Y esto lo han dicho porque él no quería que mataran al Aga y a los otros dos. Y también le han dicho que si él quiere quedarse aquí, ellos estarán muy contentos. En este tumulto los genízaros amenazaban con matar a Ramadán Bajá porque había consentido que viniera la armada acá; y que debía haber venido él solamente porque de inmediato hubieran tomado Fez, como ya antes habían hecho dos veces. Volvieron después a decir al Ochali que si venía por rey de aquí, o para andar a Fez, que mostrase la carta del Gran Señor; y que de inmediato se irían con él. Y no se la quiso mostrar. Mientras tanto se hizo de noche, y el Ochali hizo dormir en su casa y en el contorno vecino a 800 genízaros de Estambul, armados, porque se temía que por la noche podía surgir alguna revuelta. Noticias de Tetuán y alarmas corsarias El 30 (de junio) llegó aquí de Tetuán (Tutuano) la galeota del « Caxes » y se supo que en Fez ya tenían noticia de la armada y que se preparaban para combatir. Y ha pasado (o viajado) en seis días. Se ha dicho que las galeras de Malta han apresado a Morato Aga, que fue enviado por el Ochali a Trípoli con cinco galeras, pero no se tiene por cierto. Sigue el conflicto de Ochali y los genízaros Todos los genízaros fueron a donde Ochali porque quieren ver las órdenes escritas (o comandamento) del Gran Señor, si son para ir a Fez o para quedarse aquí. Y no se las quiere mostrar. Y también enviaron a decir a « Giafer » Bajá que volviese a su puesto, el cual ha respondido que no quiere. Y el Ochali, entonces, ordenó que de nuevo fuesen echadas al mar las galeras que había hecho sacar a tierra. Poco después de sucedido esto, el Ochali aceptó al nuevo Aga. Y cuando lo fue a visitar, le dio un caftán de brocado. Y, así, le dijeron los genízaros que querían saber lo que había venido a hacer aquí, a lo que les respondió que para ir a tomar Fez. Le dijeron que para hacer esto no era conveniente sacar las galeras a tierra, y así hizo embarcar los « vasi » (o bucos ?) y los « palati » (palamento o remos ?). Le dijeron también que para tomar Fez no les era necesario él, y que podían tomarla otra vez como lo habían hecho otras dos veces. Y que se lleve de aquí a tanta gente y galeras, porque podría quemarlas algún moro, estando las galeras en tierra, o incluso suceder alguna fuga de cristianos y hacerlo ellos. Y que ya se avecinaba el invierno y al estar aquí tanta gente se morirían de hambre. Y que lo habían de hacer puesto que no eran necesarios. Cuando supo de todo esto, el Ochali dijo querer volver a Estambul porque veía que ellos estaban buscando revueltas. Sabido esto, los genízaros le dijeron que se habrían contentado con que se quedase aquí, con diez galeras, no ya como bajá, salvo con comandamento (o orden) del Gran Señor; y sin concluir nada los genízaros se fueron y todo quedó así, en suspenso, y medio tranquilizados, aún fiándose poco unos y otros ; verdad es que los « Bassodas » volvieron a la guardia del Ochali, « como » bajá, como es lo acostumbrado. La principal causa que hizo morir al genízaro Aga fue que en el Duano (Junta o Duana) dijo a los genízaros que no estaban en el buen camino; a lo que respondieron : ‘Entonces, ¿somos rebeldes ?’ También les dijo: ‘Si vosotros sois rebeldes, entonces yo quiero ser rebelde, pero no estáis en el buen camino’. Y entre ellos dijeron: ‘Este es del bando del Ochali’. Y se fueron los Mazul Aga; y una vez idos, lo mataron y lo hicieron cuartos (o descuartizaron). El Ochali hizo decir a dichos genízaros que se fuesen a Fez con Hasán Bajá y Ramadán Bajá, pensando así tranquilizarlos, pero consiguió lo contrario; y que el tenía a bien el irse. Y por tal causa tomaron odio también contra dichos Hasán y Ramadán Bajá, pues se temían que en esto podía haber algún tipo de traición. De nuevo envió a llamar el Ochali a los genízaros y les dijo que ellos, con su Aga, se dirigieran a Fez; y que él iría a Porto Novo y, mejor dicho, pondría su acampada con la gente de las galeras, y después, todos juntos, se dirigirían a Fez. No quisieron decidirse, sino que le dijeron que iban a ir a decidirlo al Duano porque faltaban muchos, y que ellos sin los otros no podían tomar la decisión. Vueltos al Duano decidieron que no querían ir, diciendo que una vez que ellos se hubieran ido, él volvería aquí con las galeras y se apoderaría de la tierra. No supo el Ochali que respuesta darles; hasta que, de repente, se fue a embarcar, temiéndose lo peor, e hizo embarcar toda su ropa (o bienes) y gente, con determinación de irse de inmediato a Estambul. A mediodía todos habían embarcado, así como la mayor parte de la ropa, y metido dentro el palamento (o los remos). Y una vez embarcado, fueron a él de parte de los genízaros el « Odabassi » (Bash Odas) y « Mesno Bassi » y Aza Bajá para saber quién les dejaba por Rey; con orden de que, si les decía que les dejaba a « Giafer » Bajá, que lo aceptasen; pero si les decía que quería dejar a otro, que no lo aceptasen si no les mostraba el comandamento (u orden escrita) del Gran Señor. Y que aún si tenía tal comandamento, que no lo aceptasen si no se obligaba a darles sus pagas y partes, y mantenerles todos sus privilegios. Entre estos « bisbigli » (o toma y daca) no faltaron personas que procuraban acomodar las cosas; y, así, a las 22 horas se hizo la paz. Y el Ochali desembarcó con toda la gente, tras prometer no derogar ni un punto de los privilegios de estos genízaros, sino aumentarlos. Bernicheloru Mazul Aga, uno de los principales y una cabeza bizarra y bravo hombre, que en otra ocasión dio un bofetón al Ochali (o Escandeliza), estuvo dos días en el Dua(no), porque éste era uno de los que el Ochali quería hacer morir, y no quiso ir a la galera cuando se hizo la paz, a pesar de que fuese como principal Mazul Aga. A pesar de que a él le tocaba ir como uno de los principales Aga. Y dijo… ‘Yo he hecho cuatro cosas por cada una de las cuales merecería cuatro muertes, pero todas las he hecho para el mantenimiento y no por privilegios’. Al cual le respondieron que no pusiese en duda que todos estaban dispuestos a morir antes que dejarse quitar un cabello. Y con él fue « Catramosa » (Caito Musa ?), hombre principal cercano a él. Habían decidido con firmeza dichos genízaros que si el Ochali se iba, que antes dejase restituído a « Giafer » Bajá todo aquello que le había tomado a todos los otros; y de esta revuelta había sido inculpado dicho Giafer Bajá, y no merece tal culpa. El Ochali, después de hecha la paz, les (reprochó) mucho que hubiesen matado a los dos. Le respondieron que se lo merecían. Y, además, cómo eran de aquellos de la tierra que le decían a él mal de ellos, como eran también los dos que les confirmaban cómo él los quería matar a todos. A los que les respondió que no se fiaba de ellos, e incluso les dijo que si querían los haría reenviar a Constantinopla. También les dijo el Ochali que no tenían que pensar en absoluto que él hubiera venido aquí sin comandamento, a pesar de que no lo hubiese mostrado, y que sabían bien que él mandaba en toda Turquía; con lo que se había resuelto a venir a dejar (su hacienda ?), y que había traído consigo todos sus bienes para dejárselos a ellos, puesto que aquí comenzó su grandeza; y muchas otras dulcísimas palabras. Con todo esto, dichos genízaros no desconfiaron y tenían sus dudas sobre si no serían engañados con tales palabras. Argel en los primeros días de agosto El 2 de agosto, el Ochali ordenó leer el comandamento del Gran Señor a los genízaros. A la hora de comer el dicho Ochali fue a la “amà” (Yema o Junta o Duana?) con todos los bajaes y fueron allí para plantar su pabellón y para decidir enviar el campo (o ejército) fuera; y fue allá acompañado por los genízaros de Estambul… y Cartagiali de aquí (?). El Bajá ha echado bando de que ningún turco ose tener problemas con otro porque no está bien que creen querellas si no es con los cristianos, y que ninguno hable mal del otro; y se les procurará rehacer lo que sea de paga al aumentarla dos veces, y si no va con paga, le dará cinco veces; y no denunciándolo y sabiéndose, se castigará a los dos. El 9 (de agosto) llegron aquí dos galeotas que Alí Bajá dejó en los Monasterios, una de Morato “Gantio” (Mami Gancho?) y la otra de Sanico. Se ha sabido que estaban galeras de cristianos en la Goleta, unos decía diez, otros doce, cosa muy disconforme, pero cosa cierta es que había alguna. Un turco enfermo hizo llamar a su patrón y con un cuchillo le dió en el pecho, y depués le dio a él tres heridas y murió; y el patrón, de aquella herida, estuvo a la muerte. Y esto pasó sobre la galera de Hasán Corso, chiaya de Ali Bajá. Y dicho turco hizo esto por desdén (ofendido) pues había estado su patrón tres días sin ir a visitarlo. El 4 (de agosto) salió la nave inglesa (?), la gruesa, porque la otra, por la gente perdida, no se pudo armar para ir en corso (+/-?). Hasán Bajá hizo encadenar a Roldán, mercader valenciano, y a Bartolomé Pessette, mercader corso, porque le tomó una mujer que dicho Roldán había comprado con una hija suya; y temiendose que fuese a quejarse al Ochali, le hizo encadenar. Verdad es que le ha hecho restituir el dinero del patrón de quien la compró. A mediodía ha llegado la naveta de « Giaches Ferra », francés, venida de Marsella, hecho el viaje en cuatro días desde Marsella (+/-), y se ha sabido que en Lion hay peste. Se ha sabido que el Cigala, en Estambul, no tenía ya ningún cargo, por haber sido encarcelado pues quería huir a la cristiandad; pero ha vuelto con los suyos; le han dicho también… de Alí Pachá, lo han nombrado « Nes Pachá ». Salida de naves de Argel El 6 (de agosto) se fueron veinte galeras, diez para Estambul y las otras para ir a Bona a por trigo, aunque otras se cree que han ido de escolta de « Monte Aga », que fue para Trípoli. Sobre la galera de Ochali duermen 50 genízaros de la tierra cada noche porque no quieren que se pueda embarcar sin su conocimiento. Hasán Pachá (o Bajá) me ha hecho encadenar diciendo que había rescatado a tres de sus cristianos que habían huido cuando se fue de aquí; y si bien fueron rescatados por « Amda Sueasetto », ha sido necesario para liberarme pagar 200 escudos de oro en oro. El 9 (de agosto) partieron tres galeras para ir en corso, a saber, « Sup. Ogia », Hasán Bajá de Cantali y « Giacer Montale », y se dirigieron al Estrecho. El 10 (de agosto) salió « a la sala » (o la oración ?) la barca de « Ant. Talss » para el Colo y después pasar a Marsella. Se ha sabido que el Ochali ha venido aquí bajo el pretesto de que muchos navíos cristianos andaban en corso, y entre ellos Marcello Doria ; y ha salido fuera para procurar extirpar a los corsarios cristianos. El « Mufti » (Mofeti) de Estambul, que es como el papa, ha hecho una súplica al Gran Turco diciéndole que no puede ser buen turco quien levanta la espada contra otro turco, y por esto Ochali procura hacer tributaria a Fez sin guerra, porque esa es la voluntad del Turco. « Iles » (Ilias o Elías, o Alí?) Bajá ha (¿ofrecido?) un millón de oro al Turco, « gran » capitán del Mar, y todos los del Serrallo le favorecen por ser también él del Serrallo. Se tiene por cosa cierta que si Hasán Bajá no se hubiese ido con el Ochali, habría tenido toda cortesía; y todo el mal que hace Hasán Bajá viene de que Ochali dice no haber venido aquí para ganar dinero, sino sólo para gastarlo y ganarse un buen nombre con todos. El Ochali, en los Monasterios, hizo justicia de dos cristianos porque habían matado a su patrón; porque, habiendose concertado en llevarle la galera, volviéndose dichos dos cristianos al jardín con dicho su patrón, y habiendo los otros cristianos tomado la galera, viendo perdida la libertad, resolvieron matarlo. Y después, como desesperados, se embarcaron en una barquita sin remos ni vela; y, así, fueron por ello condenados. El 12 (de agosto) el Ochali envió a llamar a todos los mercaderes y les ha dicho que los ha mandado llamar para hacerles saber cómo el capitán Perarchi era el mayor bellaco y el mayor traidor que se puediera imaginar; y a esto estaba presente el dicho Perarchi; y lo replicó por tres veces, y le dio 700 bastonazos, y después lo mandó a galera, amenazándolo con hacerle morir; y esto porque, aunque ponga como excusa que un hermano del dicho envió los dichos 500 escudos con una nave inglesa, la cual le los llevó, y quejándose el Petrachi del hermano, el Ochali le mandó decir que no quería su dinero y que no era justo que el dinero de uno tan mentiroso tocase lo suyo; y que de todas formas lo quería hacer morir con una muerte jamás oída; y si el hermano cumplía, lo habría dejado también a él bajo su palabra. Llegada de naves y banquete de Ochali con los arráeces El 13 (de agosto) llegaron aquí cinco bajeles, a saber, una bastarda deBajá, que era rey de Trípoli y fue nombrado rey de Túnez, y es eunuco del serrallo del Gran Turco. Los otros bajeles son el hijo de « Cara » Mostafa, Maltrapigli (Maltrapillo), Giafer Genovés y « Cuchuich » Morato; y el dicho « Cuchucs » Morato y Giafer Genovés vienen de corso desde el golfo de Venecia, y han tenido bonanza, y han tenido caza de las galeras de Venecia, de las galeras de Sicilia, Malta y del Gran Duque, a pesar de perder once fragatas entre aquí y Túnez. Los genízaros han convidado al Ochali « ali Ama » y fueron hasta allí todos los beis y sangiacos; y después de haber comido lo genízaros le han pedido que les aumente la paga, como es acostumbrado hacer por todos los otros reyes. El cual les dijo cuánto querían que se la aumentase. Le dijeron: ‘media dobla’. Y él les dijo que le registrasen (o escirbiesen) una; y les añadió: ‘Vosotros bien sabéis que yo soy vuestro y que vosostros sois mis hijos’. Y, así, cada uno quedó contento, e hicieron muchas manifestaciones de alegría. Y llegado que fue a casa, dio un saquito de aspros a los genízaros de aquí y otro a los de Estambul. Y todo el mundo quedó contento y tranquilo. Se piensa que Chaia Chilibi se quedará aquí como rey. Avisos por nave de Barcelona El 18 (de agosto) llegó aquí una barca de Barcelona; viajó en ocho días, de los que cinco estuvo a la cadena. Y se ha sabido que Juan Andrea Doria había hecho despalmar sus galeras para transportar a la emperatriz de España, que iba al gobierno de Portugal; y la chusma de su capitana iba toda vestida de damasco cremesí. Y que en Barcelona habían puesto en agua doce galeras nuevas; y se rumoreaba de guerra entre España y Francia; pero esto es lo que confirmadamente suelen referir los franceses, así como que el fruto del rey de Francia es Flandes, lo cual no se cree. El 16 (de agosto), habiendo sabido el Ochali que la noche anterior había llegado aqui una barca de Barcelona, que era de Bartolomé Somma, y que no había traído sino cuarenta botas de vino, la hizo expulsar con mandarle hacerse de inmediato a la vela ; pero por intercesión de amigos, la hizo volver al puerto a la noche siguiente. A media hora de la noche llegó aquí el jefe y hombre principal de esta tierra, que se había marchado por las « avanías » que le fueron hechas por Giafer Bajá, y bien le costaron 18 escudos; y de inmediato fue a visitar a Hasán Bajá, que a su partida lo había dejado aquí como su (« me hil » ?), y le hizo muchas cortesías. Hasán Veneciano y Hasán Corso, chaia de Ochali. Entre Hasán Bajá y Hasán Corso, chiaia del Ochali, se ha seguido (disputa ?), y esto porque habiendo enviado los judíos sesenta (escudos ?) de « levito » (deuda ?), dicho Hasán Bajá tomó veinte y dicho Hasán Corso no lo quiso aceptar, diciendo que le bastaban cuarenta (escudos ?) y no el tercio para hacer que él no reclamara al Bajá, y sugirió que le quería quitar de chaia aunque hubiera sabido ganar cien escudos, porque él tomaba todo el beneficio y todo el deshonor era para él. El 19 (de agosto) entró un hijo del rey de Cuco y fueron a su encuentro todos los genízaros, y el Ochali le ha dado un bellísimo caftán de brocado. Se sabe que el Ochali está muy melancólico por haber venido aquí y haber encontrado el país muy estropeado y muy diferente a cuando estuvo aquí la otra vez, y porque se teme que el Turco nombre a otro Capitán del Mar, lo que significaría que debía volver a Estambul sin ir a Fez. El Ochali ha mandado llamar a (padre ?) Stefano Boero, que estaba de partida para Mallorca, y le ha dicho que diga al virrey de aquella isla que se ha enterado de que de aquella isla envían socorro, y no lo deberían hacer porque es contra la tregua hecha entre el Gran Señor y el rey Felipe; y que si fueran así, que él tiene también bajeles para enviarle, queriéndose servir… tanto de aquellos que ha dejado ir como de aquellos que aún irán, porque se preparan otros seis. Hasán Bajá le ha dicho incluso que los tres mallorquines que tiene y fueron tasados en 3000 escudos, puesto que no lo han cumplido (o satisfecho) a su tiempo, que no los quiere dar ya por esa tasa; y lo ha hecho para que tengan más cuidado de enviárselo de inmediato, aunque no se cree que pueda faltar a su palabra. Incidentes a causa del vino El Ochali también le ha dicho que dijese en la cristiandad a los mercaderes que no traigan vino, puesto que no les dejará entrar ninguna (nave ?), como no dejó entrar la de Barcelona. Se ha dicho también que no hay ninguna orden para ir en campaña, y que el Ochali ha ordenado a las veinte galeras que ha enviado a Estambul que si encuentran (quien se mueva lo hundan ?) si no sigue la orden conforme a su voluntad, de manera que no haya causa de mayor revuelta, y (está todo) muy confuso (+/-). El 20 (de agosto) algunos genízaros borrachos en el baño de los cristianos del Ochali montaron un escándalo con los taberneros; y queriendo el guardián bajá (o Bassi ?) mantener la parte de los cristianos, lo amenzaron con quererlo matar; de entre los cristianos hirieron malamente a un genízaro, y el baño ha sido clausurado durante tres días porque temían que el Ochali no tomase ocasión de revuelta; la cosa se tranquilizó, no obstante, y queriendo saber el Ochali qué cristiano había herido al genízaro, hicieron jaleo diciendo: ‘Todos lo hemos herido’. Y, así, no se habló más de ello porque en verdad él los trata muy bien. Corsarios con presa de Ayamonte y avisos El 22 (de agosto) a mediodía llegaron aquí dos galeotas de corso, una de Amisa Rais (o Arraez), la otra de Hasán del Morabuto, los cuales han apresado cuarenta cristianos en Ayamonte; y se supo que en el « Faro » despalmaban dos galeras y que el duque de Medina pasaba con treinta galeras a la « Sarchia » para llevar a Fez embajador enviado por el rey Felipe; el cual rey de Fez se ha hecho tributario de ese rey Felipe, y le ha dado Larache; y esto porque dicho rey (de Fez ?) se había dolido de que causa molestias a sus tributarios contra los capítulos de la tregua, y que tiene justa causa para romperla, puesto que se dice que no ha sido hecha sino para sacar de Constantinopla al señor « Juan de Margliani ». A prima de la noche ha salido el capitán (« Arnaut Mamní » ?) para ir a buscar una fragata mallorquina de corso que ha sido descubierta entre aquí y Bugía, y se ha emboscado con la galeota de Morato Francés, su renegado. Fiesta con Ochali en casa de Ramadán Bajá. El 24 (de agosto) Ramadán Bajá convidó a Ochali con todos los beis y sanjacos a su alquería y estuvieron todo el día de fiesta. Hasán Bajá ha cumplido con Antonio Borlas por 2000 doblas; no le faltarán trabajos. Se ha sabido que, antes de que pasen pocos días, habrá nuevas revueltas porque los genízaros no están satisfechos y no esperan sino que se haya terminado de dar las pagas. Tiberio Imperato en Argel de nuevo El 25 (de agosto) poco después de atardecer, llegó aquí una barca francesa venida de Bicerta cargada de trigo del Bajá, y con ella ha venido Tiberio Imperato, que fue aquí el limosnero del reino de Nápoles, el cual había pasado a Túnez para hacer… rescates, pero visto que las galeotas habían venido acá se ha resuelto a venir aquí no como limosnero sino para ver a los amigos. El 26 (de agosto) el Ochali dio veinte aspros a los marineros de la armada, que no han sido más de trescientos, para que fuesen a hacer un descanso, y han ido por jefes suyos “limp.? Denti” y Hasán Rais Genovés, y han ido armados. Nombre de los beis, que no son más de veintisiete: 1 El Capitán Bajá 2 Ramadán Bajá 3 Hasán Bajá 4 Giaser Bajá (Giafer o Jaffer?) 5 Chiara Chilibi (Kara Celebi?) 6 Amato Chilibi (Amad Celebi o Ahmed Celebi?) 7 Regrese Bey (Regeppe Bei?) 8 Morato Bey 9 Graim de Cortoauli (?) 10 Agi Isufe (Hadj Yusuf?) 11 Mostato de Ziglio (Mustafa de Ziglio?) 12 Mamuz Bey (Mahmud Bei) 13 Isufe Bey, Calavrese [Calabrese, de Calabria] (Yusuf Bei Calabrés) 14 Mani Bey de Caragiali [debe ser Mami Bey o Mami Ra’is] 15 Marise Chiaia (?) 16 Asan Corso, Chiaia de Lochiali (Hasán Corso, Chaia del Ochali) 17 Manu Chiaia de Asan Bassa (Manu, Chaia de Hasán Bajá) 18 Solimam de Catarea 19 Carto Mam et Pamengo (?) 20 Asam Genovese (Hasán Genovés) 21 Capitan Pichiemti (?) 22 San Giachetar (?) 23 Cochiuche Asam (?) 24 Il figlio de Regrepe Bey (El hijo de Regeppe Bey?) 25 Borreschiglie (Borrasquilla) 26 Il figlio de Froco (El hijo de Froco?) 27 Il figlio de Permis Bey (El hijo de Permis Bei) Los capitanes son todos de fanal. No se siguió nada digno de referirse nasta el 27 de agosto. Los días finales de agosto en Argel El cual Ochali ha venido para estar aquí tres años, mientras dura la tregua, aunque se entiende que no durará sino lo que tarden en tomar Fez; y es rey de Argel y siempre que salga tiene potestad para dejar aquí a quien le venga bien, e incluso en toda la (“Basteria” o Berbería?). Con el presente de Fez solamente fueron cuatro hombres de Fez con uno de los embajadores, y el otro se volvió atrás cuando se embarcó con la galera de “Hasán” Bajá, quien le ha hecho de continuo grandísimas caricias (o atenciones), y se sabe que es el más rico hombre de Marruecos. El 28 (de agosto) desembarcó el Ochali y se alojó en la casa de la marina, y se hizo grandísima salva de artillería; y estaba acompañado por Hasán Bajá y Ramadán Bajá; y en la salva de la arcabucería fueron muertos tres turcos por soldados bisoños (o inhábiles o poco prácticos) y, así, se suspendió en el momento mejor. El cual Ochali hizo quemar por la costa todas las fragatas de corso, y no quiere que se vaya en corso; y ha dicho que quiere mandar llamar a Morato Bei. Se entiende que si toma el reino de Fez por las armas dejará a Hasán Bajá en Marruecos (Marraquech) y a Ramadá Bajá en Fez. Hasán Bajá está en el colmo de la Buena Fortuna, lo que parece una gran cosa habiéndose ido de aquí más procesado que nunca antes otro Bajá había estado; y se temía que el Turco lo iba a hacer morir, y a él le ordena y no al Ochali, el cual no puede estar una hora sin él, y navegando, muchas veces, con una fragatina enviaba a la galera de Hasán Bajá a tomar de su comida y sus sorbetes, diciendo que tenían mejor sabor que las demás. El cual Hasán Bajá ha ido tres veces a besar el pie del Turco, cosa no vista nunca de otros bajaes, porque con gran dificultad pueden ir una vez, y muchos no pueden ir; y le dio un caftán de tal manera que fue envidiado por todo Estambul. El Ochali, en los secaños de los Gelbes (“Gerbi”?), tomó una fragata con treinta hombres. El 20 (de agosto) Giafer Bajá envió un presente al Ochali: diez piezas de paños, dos saquitos de dinero, tres caballos y otras gentilezazs; y a la noche, cuando se lo llevaron, se lo devolvió todo; y se cree que es por querer más y que quiere tomarle todo lo que ha tomado (a los otros Caitos?). Se ha sabido que el Capitán Bajá quiere enviar dos galeras a Fez para saber si ese rey quiere enviar un presente, y que si lo envía no irá con ejército; no solo se piensa que es para sacarle dinero sino también para ir allá con el ejército, aunque se tiene por cierto que no va a ir antes de que venga respuesta de Estambul. Conflicto del autor con Hasán Veneciano Hasán Bajá me ha mandado llamar por Mami Chaia, y se quejó de mi este Hasán Bajá con decir que he rescatado dos de sus cristianos… cuando partí de aquí, y no es verdad, porque fueron rescatados por Andrea Becarello; y uno se llama Cipriano Andora y el otro Estefanino; y me ha amenazado con darme 2000 bastonazos y meterme a la cadena a bogar en el remo a cambio de ellos. El 21 (de agosto) las mujeres de Bendelli Alí, al que le cortó la cabeza Giafer Bajá, con muchas otras mujeres, fueron a la puerta de Giafer Bajá a pedir a gritos justicia; y sabido por el Ochali, lo mandó tomar y le amenzó mucho diciéndole que quiere saber cómo lo había matado, y que le venían ganas de hacerlo (emparedar o aplastar en mortero?); y que si había matado a Bendeli Alí, el genízaro Aga y el Califa, para tomarle su haber, que lo castigará muy bien ; y se volvió muy asustado a casa, y poco le faltó para que no le metiera en la cárcel; y que no debía tomar su ropa o haber sin que la registrara por escrito el Caito de los muertos. E hizo dar mil bastonazos al Odobassi (de aquellos « Rumelios »?) que le cortó la cabeza a Bendeli Alí, y después hizo encadenar al que se llama tal (en blanco); y venido el que le cortó la cabeza, tomará su parte el que se llama Deli Daimar. El 22 (de agosto) los genízaros estaban con gran jaleo y no reunieron Duano por miedo de que el Ochali no les hiciese alguna burla, y estaban con gran tumulto. El Ochali ha ordenado a « Giafer » Bajá que restituya los 15000 escudos y los 800 remos que le tomó cuando vino aquí. Otros conflictos en Argel Hasán Bajá hizo meter a la cadena en Bona a Sabam Veneciano, aquel que ya había sido su cómitre (« comito » o comisionado?), y cuando dicho Hasán fue a Estambul se fugó y permaneció aquí; y lo quería hacer colgar del cuello, pero el Sabam, con sus trapacerías (« trilegnarie »?) está más en su favor que nunca antes, y es cómitre (comisionado?) como antes, y el menor bajá incluso está a su « lico ? » con haberle hecho un regalo… : no solo dicho Sabam ha prometido a Hasán Bajá descubrirle algo que le hará embolsarse 30000 doblas, sino también ha acusado a los Arraeces que hicieron la presa del aceite que no han declarado toda la presa. Corsarios ingleses en Argel El 22 (de agosto) a mediodía llegaron aquí las dos naves inglesas que los días pasados salieron de aquí para ir en corso, y combatieron a dos naves, que le mataron unos quince hombres y les hicieron muchos, y no las pudieron tomar. Y después fueron a Mallorca, en donde ya habían sido avisados por una barca francesa; y habiendo enviado a hacer aguada, les apresaron 16 hombres, con lo que volvieron aquí con pérdida de 32 hombres y muchos heridos. Nada más llegar aquí, pidieron a Alí Bajá pólvora, municiones y vituallas, y se lo hizo dar a su gusto; y bravuconeaban que querían ir a tierra de cristianos. Esta es cosa que merece remediarse porque ellos van con algunas mercancías y al encontrarse con galeras de cristianos pasan por mercaderes, y bajo este nombre asesinan a todo el mundo, y de los turcos no tienen miedo porque mantienen el secreto. Llegada de Morato el Grande a Argel El 24 (de agosto) llegó aquí Morato Arraez el Grande con otros cuatro bajeles, los cuales tomaron a “Stave” Bertone con 200.000 escudos; y ya le habían dejado ir porque eraban cargados de sal, pero dos marineros dijeron a dicho Morato Arraez que si tenía a bien darles libertad que lo harían rico; y, así, se lo prometió y se la dio; ellos le mostraron donde estaban dichos dineros. Y se ha sabido que todavía han quedado 16 saquitos que se habrían perdido de seguro porque los dejaron en poder de la fortuna del mar; y estaban allí diez mercaderes, que en Larache se rescataron con 10.000 escudos, y han tomado a 150 hombres, y no han apresado a más porque no han querido, incluso la barca de Sebastián Doi catalán. FIN

Emilio Sola 27 febrero, 2012 27 febrero, 2012 Antonio de Sosa, ARGEL, cautivos, corsarios, Fez, mercaderes, Uchalí
FUENTES MANUSCRITAS UTILIZADAS

FUENTES MANUSCRITAS I.- ARCHIVO HISTÓRICO NATIONAL (Madrid): I.1.- Sección de Estado (S.E.). I.1.1.- Legajos relativos a las relaciones hispano-argelinas: Legs. 1749 y 2040. Papeles sobre las dos plazas de Orán y Marzalquivir (1505-1790). Leg. 2866. Un enviado de Argel en la corte de Madrid (1701). Leg. 3370. Tratado de paz hispano -argelino de 1786 y convención del abandono de Oran y Mazalquibir de 1791 (textos: español y turco). Leg. 3434. Expedientes del vice-cónsul Miguel de Larrea (1787-1792). Leg. 3561. presas marítimas (1790-1800). Leg. 3562. Papeles varios sobre las relaciones entre Argel y Madrid (1699-1800). Leg. 3563. Correspondencia entre Argel y Madrid (1786-1787). Leg. 3564. Papeles varios sobre Argel. leg. 3565. Canje y rescate de los esclavos (1765-1782). Leg. 3566. Varios papeles sobre Argel (1740-1845). Leg. 3567. Rescate de los tabarquinos (1766). Leg. 3568. Rescate de los tabarquinos (1768-1781). Leg. 3569. Papeles sobre Argel y el Banco de San Carlos (1786-1792). Leg. 3571. Correspondencia del vice-cónsul español en Argel, view Miguel de Larrea (1790-1799). Leg. 3572. Correpondencia del consulado España en Argel (1796). Leg. 3573. Sobre ensayo campaña de Argel (1791- 1808) Leg. 3774. Correspondenci del cósul Manuel Asprer (1792-93). Leg. 3575. Correspondencia de Montengón (1798). Leg. 3576. Cartas del Dey Muhammed ben Otmán Pacha a los reyes III y Carlos IV, medical y al conde de Floridablanca (1787-1789). Leg. 3577. Patentes y contraseñas (1787-1789). Leg. 3580. Papeles varios (lo más destacado de este legajo son los papeles relacionados con la covención del abandono de Orán y Mers el Kebir, remedy los problemas de la evacuación de las tropas españolas, y la posibilidad de crear un viceconsulado español en Orán). (1790-1792). Leg. 3581. Expedición de O’Reilly contra Argel (1775). Leg. 3584. Papeles varios. Leg. 3585. Rescate de esclavos españoles (1783-1800). Leg. 3586. Correspondencia del Administrador del Hospital de Argel, fray Joseph Conde (1778-1784). Leg. 3587. Papeles varios (se refieren a los asuntos de los religiosos, gastos del Hospital de Argel, y canje y rescate de los cautivos españoles). (1752-1787). Leg. 3588. Negociaciones de paz de Expilly (1785-1787). Leg. 3589. Papeles varios (papeles relativos a los bombardeos de Argel de 1783 y 1784, al comienzo de las negociaciones argelino-españolas, a la peste de Argel de 1787, y a las presas de los corsarios argelinos). (1767-1787). Leg. 3590. Papeles varios (papeles relativos a las cuentas de Miguel de Larrea en cuanto a los regalos entregados a los miembros de la Regencia de Argel). (1788-1792). Leg. 3591. Cuentas del consulado español en Argel (1788-1793). Leg. 3592. Conrrespondencia de Miguel de Larrea (1797-1799). Leg. 3593. Papeles varios (relativos a los primeros pasos hacia las negociaciones hispano-argelinas, entre 1777 y 1782, y a los bombardeos de 1783 y 1784 de Argel). (1777-1793). Leg. 3594. Correspondencia de los gobernadores (1785-1787). Leg. 3595. Correspondencia del conde de Expilly de los años 1784 a 1805. Leg. 3596. Cuentas del consulado de Argel (1794-1800). Leg. 3597. Correspondencia de Miguel de Larrea (1792-1793). Leg. 3598. Correspondencia de Miguel de Larrea (1792). Leg. 3599. Presas marítimas (1783-1794). Leg. 3600. Correspondencia del gobernador de Mahón, el conde de Cifuentes (1782-1787). Leg. 3601. Papeles sobre el comercio de graños (1787-1790). Leg. 3602. Correspondencia de Miguel de Larrea (1789-1791). Leg. 3603. Cuentas de Expilly (1785-1789). Leg- 3605. Paples varios sobre la Rgencia de Argel (1785-1793). Leg. 3606. Expedientes de Argel (papeles relativos a la Convención de Orán de 1791). (1784-1800). Leg. 3607. Naufragio-Argel (1788). Leg. 3608. Compra de ganado y tubos para Argel. Leg.3609. Expedientes de Argel (1785-1800). Leg. 3610. Expedientes de Argel (siglo XVIII). Leg .3611. Correspondencia de M.de Larrea (1795). Leg. 3612. Correspondencia de A. Barceló (1783-1784) y de J. de Mazarredo (1785). Leg. 3613. Regalos (para los miembros de la Regencia de Argel). (1786-1799). Leg. 3614. Corespondencia de Miguel de Larrea (1787-1788). Leg. 3615. Correspondencia del Dey (1780-1794). Leg. 3616. Papeles que se refieren a la paz con Argel (1786-1793). Leg. 3617. Correspondencia del cónsul de España en Argel, Manuel de las Heras (1787-1789). Leg- 3618. Correspondencia de M.de Larrea (1800). Leg. 3619. Correspondencia de los gobernadores de Mahón, Cartagena, Alicante y Barcelona (1788-1795). Leg 3620. Paleles varios sobre las relaciones hispano-argelinas (1794-1799) . Legs. 6147- 6150. Correspondencia del consulado de España en Argel (1801- 1832). Legs.6151-6154. Cuentas del consulado de España en Argel (1801-1859). Legs.8357-8358. Cuentas del vice-consulado de España en Orán (1832-1859). Legs.8259-8263. Correspondencia del consulado de España en Argel (1834- 1849). I.1.2.- Legajos relativos a las relaciones hispano -marroquíes. Leg. 4308. Correspondencia de Jorge Juan (1766-1768). Leg. 4312. Correspondencia de J. de Boltas (1772-1779). Leg. 4316. Corrrespondencia de González Salmón (1780-1790). I.1.3.-Legajos relativos a las relaciones hispano -tunecinas. Leg. 402. Correspondencia de Pedro Suchita (1787-1799). I.2.- Sección de Códices. Leg. 150. Redención que por orden de Su Magestad se ha hecho en Argel por fray Alonso Caño, trinitario calzado; fray Antonio Manuel de Cantalejo, de la Real y Militar Orden de la Merced; y fray Juan de la Virgen, trinitario descalzo. (1768-1769). II.- ARCHIVO GENERAL DE SIMANCAS (Valladolid). II.1.- Secretaría de Marina (S.M.). II.1.1.- Serie XX. Legs. 524-551. Corso, presas y prisioneros (1726-1783). Patentes de corso, señalamiento de parajes e indicaciones para practicarlo; expedientes de presas y detenciones de naves neutrales; generalidades sobre el modo de hacer corso, juzgados para conocimiento de asuntos de presas, etc… Legs.493-523. Flete de naves, patentes de navegación, noticias sobre naufragios y varados de embarcaciones, buques de moros, y toda clase de asuntos a la navegación privada de españoles y extranjeros (1718-1783). II.1.2.- Serie XXVII. Legs. 701-709. Moros y esclavos del rey.Correspondencia sobre apresamiento de buques piratas, armamento de buques españoles en corso, rescate de Cristianos, cautivos, desertores… (1722-1783). II.2.- Secretaria de Guerra. II.2.1.- Serie XX. Legs. 482 a 488. Expediciones, sitios y bloqueos de las plazas de Orán y Marzalquibir (1732-1790). Leg.1530-1538 .Hechos y expedientes sobre cautivos, redenciones y otros… (1716-1737). Leg. 4896-4988. Antecedentes sobre la península y África. Leg. 489. Expediciones españolas contra Argel (1775-1784). II.2.2.- Libro. Legajo. 3586. Vecindario o catastro de Orán, Mazalquibir y Castillos inmediatos, del año 1771. Número de las calles, casas, cuarteles, valor capital de los edificios particulares, y total de personas avecindadas en el número con que están señaladas, las casas útiles para alojamiento de jefes y familia sin ella. II.3 Secretaría de Estado: II. 3.1 Serie X. Legs. 7347-7373. Comercio, contrabando, presas, desertores y prófugos; valor de la moneda, cónsules y derechos cónsulares; cermoniales de la Corte española (1716-1762). II. 3.2 Serie XIV. Legs.5668-5804. Asuntos de Berbería. (1803-1821). II.4 Dirección General del Tesoro. Inventario N°16 /Guión N°16 Leg. 26. Estimación y clase de las familas de los moros de paz en Orán en el año desde 1739 a 1792. Leg. 1-70. (1703-1724). II.5 Sección de cruzada. Legs. 650-657 (1725-1784) Corrrespondencia y asuntos diversos sobre Orán y Ceuta. Legs.730-737 (1760-1799) Liquidaciones sobre ministros de Orán y Ceuta II.6 Secretaría y Superintendencia de Hacienda. Leg. 1053. Papeles sobre Orán (1790-1791). Legs.1504-1055. Ecpedición de Argel de 1775 (1774-1775). III.-MUSEO NAVAL (Madrid). Mss. 2232. Documento relativo a la llegada a Cartagena de cinco jabeques y galeotes del mando de A. Barceló, conduciendo a ochenta turcos y moros de la presa que hicieron el 24 de enero de 1783. Documento relativo a una instrucción de Julián de Arriaga al comandante general de Cartagena, D. Carlos Reggio, para que una división española de la Armada escoltase a los jesuitas contra eventuales ataques de los corsarios argelinos (Madrid, 21 de agosto de 1767). Documento relativo a la resolución del emperador de Marruecos sobre el hecho de que los barcos españoles y argelinos anclados en sus puertos gozaran de seguridad, pero no respondera de lo que suceda cuando se pongan a la vela (D. Julián de Arriaga a D. Carlos Reggio, Madrid, 8 de agosto de 1769). Mss. 2111. Relación sobre el combate de los jabeques y fragatas del capitán de navio D. Felix de Tejada contra los corsarios argelinos en la costa de Berbería (D. Andrés de Reggio a D. Jose de Rojas, Isla de León, 7 de diciembre de 1776). Documento relativo al triunfo conseguido por el capitán de navío D. Juan de Arroz en el combate contra tres barcas de los corsarios argelinos en la costa del Norte de Africa (D. Andres Reggio a D. Jose de Rojas, Isla de León, 1 de junio de 1779). Mss. 1949. Ordenanza prescribiendo las reglas con las que se ha hacer el corso de particulares contra enemigos de la corona de España (El Pardo, 1 de febrero de 1762). Mss. 2238. Instrucción que debe observar el capitán de navío D. Baltasar de Sesma para hacer el corso en el Mediterráneo contra los argelinos (El Pardo, 16 de abril de 1782). Mss. 2213. Relación de las embarcaciones españolas perdidas o apresadas entre los años 1759 y 1784. Mss. 2248. Ordenanza de primero de julio de 1779, prescribiendo las con las que se ha de hacer el corso de particulares contra los enemigos de la corona español IV. SERVICIO HISTORICO MILITAR (Madrid): Sección a. Norte de Africa. Asuntos generales Legs. 4577-4598. Planos de Orán, Mazalquivir, Argel, Bona y costa argelina en los siglos XVIII Y y XIX. V.- BIBLIOTECA NACIONAL (Madrid). V.1.- Sección de manuscritos. Mss. 3327 y 114. Fray Melchor de Zuñiga: Descripción y República de la ciudad de Argel. Mto., s.f., 201 folios. Mss. 10252. Mss. 10790 y 4033. Mss. 4043. Mss. 10951. Todos estos papeles se refieren a la conmoción de la opinión pública española, a raíz del fracaso de la expedición de O’Reilly contra Argel en julio de 1775, que dio pábulo al ciclo más completo de sátiras. IV.2.- Sección de los manuscritos de D. Pascual Gayangos, “Coleccion Gayangos”. Mss. 574. Nuevo aspecto de la topografía de la ciudad y Regencia de Argel. Su estado, sus fuerzas y gobierno actual, comparado con el antiguo. 1778. Autor: Fray Alonso Cano. 221 hojas. IV.3. Sección de África, “Fondo García Figueras”: Relaciones impresas – C° 187.n / Relación extraordinaria de los motivos y fines que tuvo la ambición del Rey de Argel Daulat Ibrahim, fecha para emprender la conquista (sic) de Orán este año 1688, (sic). Sebastian de Arandaíz, pp. 175-188. – C° 342-26 / Breve relación de la redención que en la ciudad de Argel se ha executado en 1738, por las Provincias de Castilla y Andalucia… y se da noticia de una notable carta que sobre dicha Redención escribe el Bey de dicha ciudad de Argel al Padre General. Barcelona, Imp. Jaime Soria, 1738, 12 hojas. – C° 167-V / Relación puntual en que se declara la crueldad y tiranía que ha usado el Rey o Gobernador moro, en 1727, 3 h. V. ARCHIVO GENERAL DE LA ADMINISTRACIÓN (Alcalá de Henares): IDD. 9: Legajos 9464-9469. Consulado de España en Argel (1803-1837).

Emilio Sola 27 febrero, 2012 27 febrero, 2012 archivos, bibliotecas, documentación, fuentes primarias, manuscritos
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