Examen de Tiempo de Cervantes por Beatriz M. Martínez Morán

Examen de Tiempo de Cervantes por Beatriz M. Martínez Morán

Beatriz Micaela Martínez Morán

 

1.- ¿Cómo te has preparado la asignatura?

No me gustaría hacer un simple catálogo de lecturas. Aunque tengo que decir que buena parte de mi tiempo me la he pasado como una “lectora ociosa”. Para situarme y rebuscar en los datos sobre la vida de Miguel de Cervantes leí la obra de Arsenio Lope Huerta, purchase Los Cervantes de Alcalá. Descubrí el caso sobre la muerte de Ezpeleta y cómo les afectó; su vida en Alcalá y Valladolid. Es un libro sumamente interesante. Después, seguí mi investigación con el libro de Daniel Eisenberg, Estudios Cervantinos, que me recordó en su artículo “¿Tenía Cervantes una biblioteca?” al Donoso Escrutinio que realizaban el cura y el barbero en la primera parte de El Quijote. Supongo que para esa pregunta, antes de leer el artículo de Eisenberg, tenía ya la respuesta. Cervantes habla de la literatura, de leer, del libro; daba por supuesto que había tenido una biblioteca, aunque los libros eran caros y él, a veces, pasó por alguna que otra penuria económica. Alguien que ha escrito sobre ejemplares de una biblioteca tan escrupulosamente no puede no tener una biblioteca. Y así es, el autor confirma que al menos económicamente y que por amistades podía tenerla (podía haber recibido algún que otro ejemplar como presente).

Con Rinconete y Cortadillo (una de sus Novelas Ejemplares) descubría alguna similitud con obra de teatro de Bertold Bretch, La ópera de los tres centavos. Sevilla y sus bajos fondos, una “empresa de rateros”, matones y prostitutas; en paralelo, Mackie el navaja, Mister Peachum y una crítica al capitalismo. El parecido salta a la vista.

Para descubrir un Quijote diferente (y leerlo y entenderlo hasta por sus tapas) recurrí al libro de Augustin Redondo, En busca del Quijote desde otra orilla. Digo entenderlo por las tapas porque me ha encantado descubrir que bajo el título de El ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha hay mucha burla a los libros de caballerías. Este autor desmenuza el título de esta forma:

Que aparezca un hidalgo ya hace que no sea caballero, luego hay una degradación evidente. La hidalguía no significaba nobleza. Por otro lado, ese “adjetivo de esencia” es bastante paradójico ya que el hidalgo puede ser “de buen entendimiento” o simplemente in loco (el Barroco y su juego carnavalesco, con su burla feroz). Y ese Don que da más título del que se supone que tiene el personaje. En la edición de 1605, además, Qui-xote aparece así separado. Si atendemos a ese “xote, vemos que puede provenir de “zote” (torpe, literalemente). Por último, la Mancha ¿un lugar exótico? al contrario, era el más rústico de España en el contexto cervantino. También puede aludir a que es un hidalgo de la zona en que habría más religiones diferentes a la cristiana, (por ejemplo, la religión judía) en comparación con Castilla Vieja. Este análisis me ha parecido muy curioso, y ha hecho que además retome mi ejemplar del Quijote para su lectura.

Por supuesto, para prepararme la segunda pregunta también he utilizado otros libros: Cautiverio y convivencia en la edad de Cervantes de Natalio Ohanna (en la introducción habla del prejuicio que incluso se tenía al ir al “Occidente de las Indias”, existen dibujos en los que aparecen algo así como musulmanes en esas tierras americanas). Y también, he consultado la edición de la editorial Hiperión, que corre a cargo de Emilio Sola y José María Parreño, de la obra de Antonio de Sosa, Diálogo de los mártires de Argel. Un alegato a favor de la Contrarreforma, en el que el musulmán o renegado es el mismísimo diablo. En uno de sus treinta diálogos aparece nuestro autor, así que me pareció vital leer este libro para entender el contexto en el que estuvo Cervantes.

Así que en resumen, he releído algunas obras y también he descubierto otras muchas. He visto la importancia que tuvo en la vida de Cervantes el contexto en el que vivió. He reflexionado sobre la trama de otras obras que había leído anteriormente (los Entremeses) y creo que Cervantes fue un provocador, un escritor que incluso en el título de un libro supo ver la burla de aquello que estaba de moda (aquellos libros de caballería).

Entiendo que además le suscitara envidia (o simplemente enfado que todavía no sabemos bien por qué o a qué se debe) a Lope de Vega. Y que alguien se le adelantara y escribiera un Quijote apócrifo (el de Alonso de Avellaneda, o Ginés de Passamonte o cualquiera que estuviera cerca de Lope).

Creador de la novela moderna y autor de ese libro que a veces da tanto miedo a los estudiantes, y que hay que leer de otra forma, como por ejemplo dice Eisenberg en su obra Don Quijote y Cervantes. Supongo que escoger la asignatura fue cosa del destino, estudié en el colegio Cervantes (aquí en Alcalá de Henares) y en el Instituto Complutense tuve que leer en voz alta, por motivo del IV Centenario de El Quijote, unos cuantos capítulos para todos mis compañeros. Así que, siempre he tenido una buena relación con Miguel de Cervantes, como se puede observar.

2.- Cervantes, el cautiverio y El Quijote.

A raíz de la lectura de “Cervantes en Turquía”, un artículo de Emilio Sola, encontré algunas situaciones históricas muy importantes que se desarrollaban en la literatura de Cervantes. Además de su obra de teatro el Trato de Argel, y de otras obras similares, quise investigar sobre esto en el Quijote. Dentro de esta obra encontramos “La historia del capitán cautivo”. Ésta contiene muchos ingredientes: tolerancia, aventura, algo de halo autobiográfico, histórico… Cervantes utiliza múltiples recursos e incluso aparece en esta historia de cautiverio. Cervantes fue capturado en 1576; intentó cuatro huídas que no tuvieron éxito, y en 1580 fue liberado tras el pago de 500 (o 1000 ducados según Antonio de Sosa) por el fraile trinitario Juan Gil. Esas cuatro huídas fueron promovidas por Cervantes para poder escapar de Dalí Mamí, y de su segundo amo, Asán Bajá. Así que el narrador Ruy Pérez de Viedma intenta la huída como Cervantes.

La verosimilitud de la historia se logra introduciendo elementos reales. Nuestro cautivo ficticio, después de recibir la herencia de su padre decide tomar el camino de las armas. Luchará en la batalla de Lepanto (1571) y será capturado por Ochalí. Pasará a manos de Azán Agá (Hasán Bajá). Allí mantendrá una relación por carta con Lela Zoraida (o Lela Marién). Mujer musulmana que reniega de su religión y quiere convertirse a la religión cristiana. De intermediario estará un renegado de origen murciano que le traducirá las cartas de Zoraida a Ruy Pérez de Viedma.

Confiar en un renegado es lo que hizo tres de las cuatro veces que Cervantes quiso huir. La primera vez en 1576 contacta con alguien del exterior para huir. La segunda vez en 1577, con su hermano Rodrigo (ya liberado), intentará mandarle una nave para rescatarle. La nave será interceptada y la huída nunca se producirá. En 1578, planea sacar a catorce cautivos más y los esconde en una cueva cerca del jardín donde estaba recluido. Le confía la vigilancia a “El dorador”, un renegado que quiere irse. Pero los planes se frustran y además éste cuenta el plan que quería llevar a cabo Cervantes. Por último en 1579, se fiará de otra persona del exterior e intentará hacerle llegar una carta a Don Martín de Córdoba que estaba en Orán. El mensajero fue capturado. Cervantes aunque fue el cerebro de las fugas más de una vez estuvo a punto de ser condenado con un castigo (casi recibe 2000 palos) consigue siempre no recibir daño alguno de sus captores. Esto es algo que a muchos de los investigadores cervantinos les parece extraño. Algunas de las hipótesis están reunidas dentro de la obra Cautiverio y convivencia en la edad de Cervantes, de Natalio Ohanna (publicado por el Centro de Estudios Cervantinos). Pero, Ruy logra escapar con Zoraida y es así como desde Vélez Málaga, caminando llega a la venta y se reúne con su audiencia en la primera parte de El Quijote. Estos dos personajes evocan una situación paradójica: él es un cristiano viejo, de León y ella es una cristiana nueva. El discurso es claramente tolerante; estando cautivo Ruy Pérez nombra a Cervantes (mejor dicho a un tal Saavedra). Otro elemento de verosimilitud. Como ya hemos dicho, y visto, hay algo autobiográfico en esta historia. Algunos dicen que quizá Cervantes se libró de los castigos por tener un amorío con una supuesta Zoraida, que aparece en este relato: también se especula con las recomendaciones que llevaba encima cuando le capturaron (una del duque de Sosa y otra de Don Juan de Austria). Otros como Astrana Marín dicen que sus amos se dieron cuenta de que Cervantes era un hombre importante y de mucha inteligencia. Y otros como Antonio de Sosa hablan de que cuando se la acusó como cerebro de las huídas hubo mucha gente que rogó por él y que había “terceros buenos”.

Sea como fuere, Cervantes es partidario de la tolerancia religiosa, y ve el mundo de una forma dinámica; esto queda reflejado en sus obras. Aunque no lo diga explícitamente, las tramas mezclan diferentes religiones, habla de conversos, renegados y cristianos viejos. Un tema que en su contexto histórico es fundamental ya que constituye la lucha por el poder y la superioridad en el Mediterráneo.