5 Hernando de Vega, de 58 años, gaditano

Información de Argel de 1580: testimonios’s Docs 5 Hernando de Vega, de 58 años, gaditano

(DECLARACIÓN DE HERNANDO DE VEGA).

 

Testigo.

En Argel, troche a 12 días del dicho mes de octubre y año susodicho (1580).

 

Para más información de lo susodicho, sildenafil

el dicho Miguel de Cervantes, viagra ante mí

–el dicho Pedro de Ribera, notario apostólico susodicho–,

 

trajo y presentó por testigo a Hernando de Vega,

mastredaxa (sic) cautivo

y esclavo de Ali Mamí, arráez,

patrón y amo que fue del dicho Miguel de Cervantes

–que lo presenta por testigo.

 

El cual es vecino de la ciudad de Cádiz,

donde tiene a su mujer e hijos.

 

El cual, habiendo jurado en forma de derecho,

y siendo preguntado por el tenor del dicho interrogatorio,

dijo y depuso lo siguiente:

 

I.

A la primera pregunta dijo que este testigo

la sabe como en ella se contiene

porque conoce al dicho Miguel de Cervantes

todo el tiempo que la pregunta dice.

 

Porque este testigo –al tiempo que trajeron cautivo

al dicho Miguel de Cervantes– ya era él esclavo

y todo este tiempo han estado juntos en una casa

por ser de un patrón.

 

Y esto dice y responde a la dicha pregunta.

 

Generales.

Fue preguntado por las preguntas generales de la ley.

Dijo que este testigo es de edad de 58 años, poco más o menos,

y que no es pariente ni enemigo de ninguna de las partes

ni le tocan las demás generales.

 

Y esto responde a la pregunta.

 

II.

A la segunda pregunta dijo que este testigo

sabe la dicha pregunta como en ella se contiene

porque todo lo que en ella se declara pasa en realidad de verdad.

 

Porque al tiempo que tomaron los turcos la galera Sol

–que la pregunta dice–, donde venía

el dicho Miguel de Cervantes –con los demás caballeros

y otras gentes–,

 

la dicha galera fue traída para Argel,

donde el dicho testigo la vio a ella y a la dicha gente

porque el patrón de este testigo –que es el propio

del dicho Miguel de Cervantes–

fue el que se halló en rendir y tomar la dicha galera,

por donde le consta todo lo que dicho tiene.

 

Y esto responde a la dicha pregunta.

 

III.

A la tercera pregunta dijo que este testigo

por tal persona como la pregunta dice

tiene al dicho Miguel de Cervantes.

 

IV.

A la cuarta pregunta dijo que este testigo

dice lo que dicho tiene en la pregunta antes de ésta.

 

Y sabe que, luego, como el dicho Miguel de Cervantes

fue traído cautivo para Argel,

su amo lo tuvo en mucha cuenta y reputación

–como la pregunta dice.

 

Y, así, de ordinario lo trajo aherrojado y cargado de hierros,

y con guardias, siendo vejado y molestado.

 

Todo, a fin (de) que se rescatase y le diese buen rescate

por salir de tener y pasar mala y estrecha vida,

como la suelen dar los moros y turcos

a las semejantes personas que el dicho Miguel de Cervantes.

 

Y en lo demás contenido en la dicha pregunta,

este testigo lo sabe, entendió y ha visto como en ella se declara

por hallarse presente, por ser de un patrón,

 

como dicho tiene y responde a esta pregunta.

 

V.

A la quinta pregunta dijo que la sabe como en ella se contiene

por las razones en las preguntas antes de ésta referidas,

a la cual se remite.

 

Y esto responde a ella.

 

VI.

A la sexta pregunta, dijo que la sabe como en ella se contiene,

porque este testigo atento (sic) a lo demás

en las preguntas antes de ésta dichas, a la cual se remite.

 

Y esto responde a esta pregunta.

 

VII.

A la séptima pregunta, dijo que todo lo en ella declarado

este testigo lo saber (por) ser verdad muy notoria y manifiesta,

porque todo se supo en Argel por muchos cristianos

por ser caso que toda la demás gente principal

tuvo cuenta con ello.

 

Y esto responde y dice a la pregunta, a la cual se refiere.

 

VIII.

A la octava pregunta, dijo que todo lo en ella contenido

es la verdad.

 

Porque este testigo conoció al dicho Dorador

–que entonces se decía así– siendo cristiano.

 

El cual, después que descubrió este negocio,

se tornó moro y se decía Rami.

 

Y esto responde a esta pregunta, a la cual se remite.

 

IX.

A la novena pregunta, dijo que este testigo dice lo que dicho tiene,

y que todo lo en ella contenido es la verdad,

porque es así como en ella se declara, a la cual se refiere.

 

Y esto responde.

 

X.

A las diez preguntas, dijo que todo lo en ella contenido

es la verdad, público y manifiesto a este testigo y a otros muchos,

por ser caso que fue notable, como dicho tiene.

 

Y esto responde a la dicha pregunta, a la cual este testigo se refiere.

 

XI.

A las once preguntas, dijo que lo mismo dice a ésta como a las demás

por ser verdad, público y notorio.

 

Y esto responde a la dicha pregunta, a la cual se remite.

 

XII.

A las doce preguntas, dijo que dice lo que dicho tiene

en las preguntas antes de ésta,

por ser cosa manifiesta, público y notorio en Argel.

 

Y esto responde a la pregunta, a la cual se remite.

 

XIII.

A las trece preguntas, dijo

que este testigo la sabe como en ellas se contiene.

 

Que es manifiesta por ser cosa y negocio que todo Argel

–así moros, turcos, cristianos– tuvo cuenta con ello.

 

Y este testigo lo supo todo muy bien.

 

Y esto dice y responde a la dicha pregunta.

 

XIV.

A las catorce preguntas, dijo que este testigo lo sabe

como en ella se contiene, porque es mucha verdad,

público y notorio en esta ciudad.

 

Y esto responde y dice a la pregunta, a la cual se refiere.

 

XV.

A las quince preguntas, dijo que la sabe como en ella se contiene,

porque todo este caso y hecho iban, y, así, es una misma cosa,

la cual fue manifiesta así a este testigo como a los demás que dicho tiene.

 

Y esto responde a la pregunta, a la cual se remite.

 

XVI.

A las diez y seis preguntas, dijo que este testigo

lo oyó públicamente decir a cristianos,

personas principales, de crédito y fidedignas,

y así este testigo lo creyó, como los demás.

 

Y esto responde y dice a la dicha pregunta.

 

XVII.

A las diez y siete preguntas, dijo que este testigo

públicamente –como en ella se contiene– la sabe.

 

Porque fue un punto que, por ser trance peligroso,

así este testigo como los demás cristianos que estaban en Argel

tuvieron cuenta con él.

 

Y a esta causa, sabido que delante de Hasán Bajá, rey de Argel,

el dicho Miguel de Cervantes había enterado al rey,

satisfaciéndole a todas las preguntas, negando y confesando,

echándose a sí toda la carga y culpa

por salvar a otros muchos cristianos

que estaban metidos en el negocio, que eran en gran número.

 

Los cuales todos –o la mayor parte de ellos–

corrieran mucho detrimento de sus personas,

así de muertos de palos, como cortarles orejas (o) narices,

como lo acostumbran a hacer por casos y negocios

de menos importancia y calidad,

por ser tan cruelísimo y de poca humanidad el dicho rey.

 

Por las cuales causas el dicho Miguel de Cervantes

fue tenido en mucha reputación y corona,

más que de la que antes tenía, respecto de haber sido

hombre de mucho ánimo y constancia

en haber reservado a tantas personas principales

de tan grave y atrocísimo peligro.

 

Y esto sabe y responde a esta pregunta

–y en lo demás contenido en la dicho pregunta,

es la verdad, público y notorio en Argel–,

a la cual se remite.

 

XVIII.

A las diez y ocho preguntas, dijo que este testigo

la sabe como en ella se contiene.

 

Porque es cosa que todos –así este testigo

como los demás cristianos de Argel– lo veían y sabíamos,

y que es notorio.

 

Y esto responde a la pregunta, a la cual este testigo se remite.

 

XIX.

A las diez y nueve preguntas, dijo que todo lo en ella contenido

es la verdad, y pasó así como en ella se declara, público y notorio

así a este testigo como a los demás cristianos de Argel.

 

Por ser el dicho Miguel de Cervantes persona principal y lustrosa,

 

(a)demás de ser muy discreto y de buenas propiedades y costumbres,

 

todos se holgaban y huelgan tratar y comunicar con él,

admitiéndole por amigo por ser tal persona como la pregunta dice,

 

así los muy reverendos padres fray Jorge de Olivar

–redentor de la corona de Aragón–

como el señor fray Juan Gil, de la corona de Castilla,

como los demás cristianos, así caballeros, capitanes, religiosos, soldados.

 

Y es tal persona que no obstante que es querido,

amado y estimado de todos los que dicho tiene,

 

pero las demás gentes de comunidad lo quieren y aman y desean

por ser de su cosecha amigable y noble y llano con todo el mundo.

 

Y por tal es habido y tenido, así a este dicho testigo

como a los demás que dicho tiene.

 

Y esto dice y responde a la dicha pregunta.

 

XX.

A las veinte preguntas, dijo que dice lo que dicho tiene

en la preguntas antes de ésta,

porque todo lo en ella contenido es la verdad,

público y notorio y manifiesto.

 

Y esto responde y dice a esta pregunta, a la cual se refiere.

 

XXI.

A las veintiuna preguntas, dijo que este testigo ha oído decir

lo contenido en ella a otras personas por Argel.

 

Y esto responde a ella.

 

XXII.

A las veintidós preguntas, este testigo dijo

que a muchos cristianos de Argel ha oído decir lo que la pregunta dice.

 

Y esto responde.

 

XXIII.

A la veintitrés preguntas, dijo que este testigo

lo que la pregunta dice lo ha oído decir

a muchas personas de este cautiverio.

 

Y esto responde a ella.

 

XXIV.

A las veinticuatro preguntas, dijo que este testigo

ha oído decir lo que la pregunta dice.

 

XXV.

A las veinticinco preguntas, dijo que la sabe como en ella se contiene

porque –(a)demás de serle notorio a este testigo–

lo decían muchas gentes, lo que la pregunta dice.

 

Porque el dicho Juan Blanco de Paz

era persona malquista, aburrido de gentes,

y que no usaba ni ejercía el oficio de sacerdote,

como debía y era obligado.

Porque nunca este testigo le vio decir misa,

ni rezar a las horas necesarias que era obligado,

ni visitar enfermos.

Antes, ha oído decir

que era persona de malos resabios e inclinaciones,

(a)demás de haber oído decir este testigo

a gentes que de sus nombres no se acuerda,

cómo el dicho Juan Blanco de Paz era mudéjar;

y, así, reprendido de algunas personas

en el baño del rey de Argel –donde tenía su ordinaria habitación–,

a dos sacerdotes de buena vida,

a el uno de ellos supo este testigo que dio un bofetón

y al otro dio de coces.

 

De lo cual, por ser negocio feo, puso escándalo y dio mal ejemplo.

 

Y esto sabe y responde a esta dicha pregunta,

y que todo lo que dicho tiene en este su dicho

es la verdad, público y notorio, para el juramento que hizo.

 

Y por no saber firmar, rogué a un testigo firme por mí, Hernando de Vega.

 

Pasó ante mí, Pedro de Ribera, notario apostólico.