2 Alonso Aragonés, cordobés de 50 años

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(TESTIMONIO DE ALONSO ARAGONÉS).

 

 

Aquí entra la probanza.

 

Y luego, illness inmediatamente, cialis en el mismo día, mes y año arriba escrito,

el dicho Miguel de Cervantes –en conformidad

del pedimiento e interrogatorio que presentó a su paternidad–

presentó ante mí –Pedro de Ribera, escribano y notario apostólico–,

para ser interrogado sobre las dichas preguntas y artículos

 

a Alonso Aragonés,

natural de Córdoba,

 

al cual se le tomó y recibió juramento en forma de derecho.

Y habiendo jurado, y siendo preguntado por el tenor de las dichas preguntas, dijo y depuso lo siguiente:

 

I.

A la primera pregunta dijo

que conoce al dicho Miguel de Cervantes

habrá tiempo y espacio de cuatro años, poco más o menos,

y que este testigo no es deudo del susodicho.

 

Generales.

Fue preguntado por las preguntas generales.

Dijo que es de edad de 50 años, poco más o menos,

y que no le tocan las demás generales.

 

II.

A la segunda pregunta, dijo

que este testigo se refiere a la dicha pregunta

porque pasa como en ella se declara, por la noticia que de ella tiene

por haber estado en Argel cautivo el tiempo que dicho tiene.

 

III.

A la tercera pregunta, dijo

que este testigo sabe la pregunta como en ella se contiene

por las causas en ella referidas, a que se remite.

 

IV.

A la cuarta pregunta, dijo

que sabe y ha oído decir se el dicho Miguel de Cervantes

cristiano viejo y tenido, según fama, por hidalgo

y por tal tratado de todos

y en tal reputación habido y tenido en la dicha ciudad de Argel

entre quien de él tienen noticia.

 

V.

A la quinta pregunta, dijo

que este testigo ha oído decir lo contenido en ella.

 

VI.

A la sexta pregunta, dijo

que este testigo la sabe como en ella se contiene

porque se halló presente a todo.

 

VII.

A la séptima pregunta, dijo

la sabe como en ella se contiene porque estaba presente

cuando el dicho Miguel de Cervantes andaba

solicitando y proveyendo (a) los que estaban encerrados en la cueva.

 

VIII.

A la octava pregunta, dijo

que este testigo la sabe como en ella se contiene

porque la fragata vino dos veces.

Y a la segunda se perdió.

Y este testigo ha hablado con los mismos cristianos

que en ella venía, lo cuales le dijeron

cómo habían venido (a) por el dicho Miguel de Cervantes

y sus compañeros.

 

IX.

A la novena pregunta, dijo

que este testigo la sabe como en ella se contiene

porque él conoció al dicho Dorador siendo cristiano,

y después siendo moro.

Y asimismo sabe cómo fue preso el dicho Miguel de Cervantes

–y sus compañeros–

por haber sido vendido por el dicho Dorador que la pregunta dice.

 

X.

A las diez preguntas, dijo

que la sabe como en ella se contiene

porque después de sueltos los cristianos que fueron presos

con el dicho Miguel de Cervantes,

le informaron (de) cómo el dicho Miguel de Cervantes,

sin temor de ningún peligro,

dijo siempre a los turcos cómo él solo tenía la culpa

y había sido el inventor de aquella huida.

Y que esto sabe de la dicha pregunta.

 

XI.

A las once preguntas, dijo

que este testigo la sabe como en ella se contiene.

 

Y que sabe que si el dicho Miguel de Cervantes

–ayudado de Dios y de su buen juicio–

no supiera dar salida a lo que el rey de él quería saber

por amenazas y por promesas,

pudiera ser que peligraran algunos cristianos

que habían dado favor y ayuda al negocio de la huida,

como era el padre redentor de Aragón, fray Jorge de Olivar.

 

Y sabe que el dicho Miguel de Cervantes

suplicó al rey

(que) si algún castigo había de hacer,

fuese en él sólo, pues él sólo tenía la culpa.

 

Y nunca quiso condenar ni condenó a otro que a él mismo,

por lo cual evitó mucho daño y escándalo que pudiera suceder,

según era cruel el dicho rey.

 

Y que esto sabe de la pregunta.

 

XII.

A las doce preguntas, dijo

que este testigo sabe la dicha pregunta como en ella se contiene,

porque se halló presente en Argel este testigo

cuando empalaron al moro que la pregunta dice.

 

Y sabe asimismo que Hasán Bajá, rey de Argel,

se indignó mucho contra el dicho Miguel de Cervantes,

viendo que le quería llevar a sus caballeros.

 

Y, así, le mandó dar dos mil palos

y echarlo de entre sus cristianos.

 

Y si no le dieron,

fue porque hubo buenos terceros.

Y que esto sabe de la dicha pregunta.

 

XIII.

A las trece preguntas, dijo

que dicho testigo dice lo que dicho tiene en la pregunta antes de ésta.

 

XIV.

A las catorce preguntas, dijo

que este testigo sabe como en ella se contiene

porque conoció al dicho renegado

y vio al dicho Miguel de Cervantes andar con él.

 

Y sabe que Onofre Exarque dio dineros para comprar la fragata.

 

La cual se compró y se puso en orden

por el parecer del dicho Miguel de Cervantes,

que todo lo solicitaba, andaba y procuraba como actor de todo.

 

Y que esto sabe de la dicha pregunta.

 

XV.

A las quince preguntas, dijo

que este testigo sabe la dicha pregunta como en ella se contiene,

porque este testigo fue

uno de los que el dicho Miguel de Cervantes llamó

y aconsejó (que) se apercibiese para el dicho negocio.

 

Y que sabe que, si viniera en efecto,

tuvieran libertad muchas personas principales,

que serían cantidad de sesenta cristianos,

los más lucidos y principales que en aquel tiempo estaban en Argel.

 

Y que esto responde a la dicha pregunta.

 

XVI.

A las diez y seis preguntas, dijo

que este testigo la sabe como en ella se contiene.

 

Porque estando ya cerca y a pique de la partida

 

–la cual, con la ayuda de Dios, viniera en efecto

según la buena orden que el dicho Miguel de Cervantes había dado,

y estando todos los cristianos alegres y contentos

viendo cuán prósperamente hasta aquel punto

habían sucedido los negocios, y que no quedaban sino dos días

para poner en efecto la dicha partida–,

 

supo este testigo (d)el dicho Miguel de Cervantes

cómo un renegado del rey –que se decía Cayvan– sabía el negocio;

el cual lo dijo al rey.

Y después se supo por pública voz y fama

que un Juan Blanco de Paz, cautivo del mismo rey

–natural de la villa de Montemolín, junto a Llerena,

que este testigo ha oído decir (que) fue fraile de Santo Domingo,

profeso en Santisteban en Salamanca–,

lo había descubierto.

 

Y que le habían dado

un escudo de oro y una jarra de manteca por ello.

 

Y que por lo haber descubierto

quitó la libertad a tanto buen cristiano,

y puso en riesgo de perder la vida al dicho Miguel de Cervantes,

a quien el dicho Juan Blanco de Paz

acusó principalmente y dio por autor de todo.

 

Y que esto es lo que sabe y responde a esta dicha pregunta.

 

XVII.

A las diez y siete preguntas, dijo

que este testigo la sabe como en ella se contiene.

 

Y que él mismo oyó pregonar por Argel

que ninguno escondiese al dicho Miguel de Cervantes

so pena de la vida.

 

Y que todos los cristianos y turcos que ya sabían el negocio

y la causa porque el rey buscaba al dicho Miguel de Cervantes,

todos tenían por entendido que si el rey le había a las manos

no escaparía con la vida.

 

O, por lo menos, sin orejas y narices,

por ser la condición del dicho rey tan cruel

y el negocio ser –para en la Berbería– de mucho escándalo.

 

Y esto es lo que sabe de esta pregunta.

 

XVIII.

A las diez y ocho preguntas, dijo

que este testigo la sabe como en ella se contiene.

 

Porque el dicho Miguel de Cervantes –temiendo

que el rey, viendo que él faltaba, no atormentase a otro cristiano,

los cuales con los tormentos pudieran decir la verdad

de lo que en el negocio había–

 

se vino a presentar de su propia voluntad delante del dicho rey.

 

El cual holgó mucho de tenerlo en su poder,

creyendo saber de él toda la verdad del negocio

y destruir a Onofre Exarque y a Baltasar de Torres,

mercaderes valencianos,

que eran participantes y consortes en la dicha huida.

 

Pero el dicho Miguel de Cervantes –no haciendo caso

de las crueles amenazas que le hacía

ni (de) las promesas que le prometía– jamás quiso

condenar a ninguno,

guiando el negocio por tan buen término,

dando tales salidas a las preguntas que el rey le hacía,

que el dicho rey quedó confuso y satisfecho,

sin poder averiguar la verdad,

la cual él ya sabía por relación del dicho Juan Blanco de Paz.

 

Y en esto mostró el dicho Miguel de Cervantes

grandísimo ánimo y discreción, resumiendo el negocio en sí sólo

y en otros cuatro caballeros, los cuales ya estaban en libertad.

 

Y este testigo tiene por cosa cierta

que si el dicho Miguel de Cervantes dijera lo que sabía,

que muchos caballeros que estaban en el negocio, tenidos de sus patrones y amos por gente pobre, fueran descubiertos y vinieran a manos de Hasán Bajá, rey del dicho Argel, de quien no se rescataran sino por precios excesivos. Y, fuera de esto, los dichos mercaderes perdieran sus haciendas y quedaran cautivos.

 

Y asimismo sabe que el dicho Miguel de Cervantes

estuvo preso en la cárcel de los moros cinco meses,

con mucho trabajo y cadenas.

 

Y de allí traído a una galera,

donde estaba con dos cadenas y unos grillos.

 

Y estuvo en término de que el rey lo llevara

para Constantinopla, si no fuera porque

el muy reverendo padre fray Juan Gil, redentor de España,

lo rescató y dio por él escudos en oro

el propio punto y día de la partida.

 

Y esto es cosa pública entre los cautivos

que de ello tienen noticia en Argel.

 

Y (esto) responde y dice a esta pregunta.

 

XIX.

A las diez y nueva preguntas, dijo

que este testigo –como dicho tiene–

conoce al dicho Miguel de Cervantes

de cuatro años (acá), poco más o menos.

 

En el cual tiempo le ha visto vivir como buen cristiano

–temeroso de la honra de Dios–,

y confesarse y comulgarse

en tiempos que los cristianos lo acostumbran.

 

Y si algunas veces ha tenido p(l)áticas con moros o renegados,

ha defendido siempre la santa fe católica

y ha confortado y animado a muchos

porque no se hiciesen moros y renegados,

y lo poco o mucho que ha tenido

lo ha repartido en favorecer pobres cristianos.

 

Y que esto es lo que sabe y responde a esta pregunta.

 

XX.

A las veinte preguntas, dijo

que este testigo sabe que en todo el tiempo que ha estado cautivo

el dicho Miguel de Cervantes, le ha visto tratar y conversar

con los más principales cristianos de esta esclavitud,

sacerdotes, letrados, religiosos, caballeros y capitanes

–y otros criados de su majestad– con mucha familiaridad,

 

procediendo en cosas castas y honestas,

regocijadas de limpios y castos pensamientos.

 

Y que esto responde a esta pregunta.

 

Y sabe que los redentores que aquí han venido a rescatar,

así ahora como otras veces, por orden de su majestad

–como el reverendo padre fray Jorge de Olivar, de la corona de Aragón

y el muy reverendo padre de la corona de Castilla,

que al presente, ahora, está en el dicho Argel–

le ha(n) hecho mucha merced,

comunicando con él sus cosas y teniéndolo a su mesa,

y haciéndole mucha amistad.

 

Y esto responde a ella.

 

XXI.

A las veintiuna preguntas, dijo

que este testigo sabe y ha oído decir públicamente

que el dicho Miguel de Cervantes

en todo el dicho tiempo que aquí ha estado cautivo,

no se ha visto en él vicio notable

o escándalo de su persona y costumbres,

sino que ha vivido como dicho tiene,

como honrado y virtuoso cristiano,

y por tal es de todos habido y tenido y comunmente reputado,

como este testigo dice en la pregunta antes de ésta.

 

Y esto responde y dice a ella.

 

XXII.

A las veintidós preguntas, dijo

que este testigo sabe que el dicho Juan Blanco de Paz, arriba dicho,

siendo como era su enemigo

 

–la cual enemistad se causó entre ellos

por haber manifestado el dicho Juan Blanco de Paz

al rey Hasán lo de la fragata que arriba se dijo,

y porque el dicho Miguel de Cervantes se quejaba de él con razón,

que le había quitado a él la libertad

y a la flor de la cristiandad de Argel, como era pública voz y fama–

 

el dicho Juan Blanco, viéndose aborr(ec)ido de todos,

corrido y afrentado, y ciego de la pasión,

amenazaba al dicho Miguel de Cervantes

que había de tomar informaciones contra él

para hacerle perder toda la pretensión que tenía de su majestad

de hacerle merced de sus servicios y cosas que hizo en Argel.

 

Y que esto es lo que sabe y ha oído decir de esta pregunta.

 

XXIII.

A las veintitrés preguntas, dijo

que este testigo sabe y ha oído decir

que en conformidad de esto, para efectuar su dañado deseo,

en el mes de junio pasado de (1)580,

se publicó que era comisario del Santo Oficio

y que su majestad le había enviado una cédula

para que usase del tal poder de inquisición.

 

Y siendo requerido de algunas personas principales,

cautivos en este Argel, y principalmente del padre fray Juan Gil

 

–a quien requirió (que) le diese obediencia como comisario general,

y a los padres redentores de Portugal que entonces aquí estaban–

 

que mostrase los dichos poderes si los tenía,

el cual dicho doctor Juan Blanco respondió

que no los mostraba porque no los tenía.

 

Y esto sabe y responde de esta pregunta.

 

XXIV.

A las veinticuatro preguntas, dijo

que este testigo sabe y ha oído decir que no obstante todo esto

el dicho Juan Blanco de Paz se puso a tomar algunas informaciones

como comisario del Santo Oficio, según decía que el susodicho era,

y particularmente contra algunos que él tenía odio y e(ne)mistad,

especialmente contra el dicho Miguel de Cervantes,

inquiriendo de su buena vida y costumbres.

 

Y en esta misma pregunta dice y responde este testigo

que abe y ha oído decir públicamente

que para efectuar su mala intención, pensando

que con esto estorbaría que el dicho Miguel de Cervantes

no dijese a su majestad lo mal que lo había hecho

en ser traidor y descubridor de los susodicho,

procuró con toda instancia, con ánimo dañado,

quitarle la honra sobornando testigos

que contra el dicho Miguel de Cervantes depusiesen.

 

Y esto sabe y responde de esta pregunta.

 

XXV.

A las veinticinco preguntas, dijo

que este testigo sabe y ha oído decir

que el dicho Juan Blanco de Paz,

en el tiempo que ha estado cautivo,

nunca ha dicho misa ni rezado las horas canónicas.

 

Y que le tiene este testigo por hombre murmurador,

maldiciente, soberbio y de malas inclinaciones.

 

Y que ha oído ser verdad que riñó

con dos sacerdotes en el baño del rey,

y al uno de ellos dio de coces y al otro un bofetón.

 

De lo cual a este testigo y a otros muchos

dio escándalo y mal ejemplo.

 

Y esto responde a esta pregunta.

 

Y todo lo que tiene dicho es la verdad

y lo que sabe de todo lo que tiene dicho,

es la verdad y lo que sabe de todo lo que ha sido preguntado

por el juramento que hizo y firmolo de su nombre,

 

Alonso Aragonés.

 

Pedro de Ribera, notario apostólico.